Avivar las emociones con mentiras

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Imagine como se sentiría si viera su iglesia arder en llamas en el telediario de las nueve. Luego imagine su reacción al oír que el autor de ese incendio provocado ha sido un vecino depravado que recibía órdenes del alcalde.

Esta pequeña provocación refleja muy bien el efecto que la mayoría de los propagandistas buscan suscitar. Las emociones son lo que nos moviliza; no es la economía, ni los razonamientos en frío, ni las órdenes estrictas. Así pues, para poner en movimiento a la gente, hay que recurrir al amor, al odio, a la pasión, a la vergüenza o a los sentimientos de venganza. Estas son las instrucciones más básicas del manual de manipulación. Podría parecer trivial, pero funciona.

Cuanto más eficaz, mejor

En EUvsDisinfo arrojamos luz sobre las tendencias de desinformación y manipulación pro-Kremlin. Los más de 15.000 ejemplos de nuestra base de datos, junto con los más de 1.200 artículos e informes de análisis que hemos publicado desde 2015 prueban que conocemos holgadamente sus artimañas. No obstante, cuando una mentira es especialmente incendiaria, su eficacia se multiplica.

Una crucifixión inventada

Un ejemplo mundialmente conocido es la falsa historia de un niño crucificado en un pueblo del Dombás el 12 de julio de 2014. La historia se transmitió desde el principal canal estatal de televisión ruso, Channel One. Ese medio informó asimismo de que, momentos después, a la mujer de un separatista la habían atado a la parte posterior de un tanque y la habían arrastrado hasta su muerte. Los supuestos delincuentes eran las fuerzas ucranianas y las víctimas, personas de habla rusa.

La historia iba acompañada de impactantes imágenes de vídeo en las que se veía llorar a una mujer refugiada que decía haber sido testigo ocular de lo sucedido en el pueblo. Se emitió en verano, una vez producidos los primeros enfrentamientos que poco después darían lugar a la guerra del Dombás, iniciada en 2014 y que continúa a día de hoy. La historia logró su objetivo, encender las emociones del pueblo ruso.

No obstante, era una completa mentira. La «testigo ocular» resultó ser una actriz rusa procedente de Moscú y no una refugiada de la localidad. No había ningún niño. Ni ninguna crucifixión. Ninguna mujer atada. Ningún tanque ucraniano. Nada. Solo puro teatro y un periodista imaginativo o desvergonzadamente manipulador del Channel One que se sirvió de esta manipulación para inventar una historia. No obstante, para cuando se comprobó que la información había sido inventada, millones de personas rusas ya la habían visto en el Channel One o compartido a otras plataformas.

Enardecer los ánimos

Desde 2014, los medios pro-Kremlin han transmitido infinidad de historias como esta. Han sugerido, por ejemplo, que nazis ucranianos se han confabulado con sanguinarios mandatarios occidentales para cometer atrocidades en Ucrania. Véase esto. También han defendido que durante la pandemia de la COVID-19, Occidente envenenó a gran parte del mundo con sus peligrosas vacunas. Véase esto.

Y esto es solo el principio. Después de que Rusia iniciase su guerra a gran escala en febrero de 2022, la desinformación inundó los informativos. Los ejemplos incluyen un sinfín de alegaciones de crímenes de guerra cometidos por Ucrania contra residentes del Dombás a quienes el Kremlin considera ciudadanos de Rusia, así como afirmaciones de que Kiev está adquiriendo bombas nucleares o «sucias», preparando ataques químicos, planificando atentados terroristas en Rusia, etc. Véase esto. Los medios arrojan más mentiras cada día, avivando así la llama de la discordia.

La iglesia en llamas: la anatomía de una mentira

Hace poco informamos sobre otro ejemplo de noticia falsa y con gran carga emotiva emitida por Channel One. La historia relataba que se había prendido fuego a una iglesia ortodoxa rusa de la región de Volinia, al noroeste de Ucrania. El 15 de enero, ese medio emitió la historia en el horario de noticias de máxima audiencia, tras haberle hecho algunos retoques para aumentarle el dramatismo. El propósito era hacer creer a los telespectadores que nacionalistas ucranianos habían quemado una iglesia ortodoxa rusa perteneciente al Patriarcado de Moscú. Algunos comentaristas profirieron fuertes acusaciones contra las autoridades de Kiev, en un estilo y con un tono similares a los usados en la historia del niño crucificado, en la que se pintó a los ucranianos como personas inhumanas o satánicas.

De nuevo, la historia era mentira, simple y llanamente.

Las autoridades locales de la región ucraniana de Volinia afirmaron que no se había informado de ningún fuego en la zona (véase aquí o aquí). En realidad, Channel One había utilizado secuencias de un vídeo subido a YouTube por el Servicio de Emergencia del Estado de Ucrania en enero de 2021, un año antes de la invasión.

El vídeo corresponde a un incendio accidental que se produjo en la región de Dnipropetrovsk. En el vídeo completo puede verse cómo los bomberos rescatan iconos y otros objetos del interior de la iglesia. Naturalmente, la televisión rusa omitió esas imágenes, puesto que mostraban a personas ucranianas salvaguardando objetos religiosos.

Argucias de manipulación

En las historias sobre el incendio de la iglesia y el niño crucificado se pueden apreciar las mismas técnicas de manipulación. Los medios emiten numerosas grabaciones, supuestamente realizadas en el lugar de los hechos. La historia de la crucifixión muestra un campo de refugiados con multitud de personas y presenta mucha «evidencia» circunstancial con el objetivo de fabricar una historia verosímil y creíble. La historia de la iglesia contiene imágenes dinámicas, con mucha acción y dirigidas a captar la atención del público.

El recorrido de la noticia: cómo se difundió la mentira

En el ecosistema pro-Kremlin, la desinformación suele originarse a instancias del gobierno del Kremlin, de un ministro ruso o de un servicio especial ruso que lleve a cabo operaciones de influencia. En ocasiones, sin embargo, pueden ser activistas de base y medios externos de pequeña envergadura quienes crean y difunden desinformación.

La historia de la iglesia en llamas es un ejemplo de noticia creada en redes más pequeñas y de menor poder, que tras alcanzar las esferas políticas estatales ve amplificada su difusión. Por usar otra analogía, la estructura de difusión de estas noticias podría compararse como cómo los árboles absorben agua por las raíces, agua que luego asciende por el tronco y que finalmente se libera a la atmósfera mediante la copa. El proceso dura normalmente un par de días. En este caso, duró cuatro.

Los medios estatales de Bielorrusia suelen copiar o retransmitir los elementos más importantes de las narrativas del Kremlin. En este caso, hicieron lo mismo. El servicio de información y las plataformas televisivas estatales de Minsk se hicieron eco de la historia.

Como parte de su recorrido, la noticia también se publicó en redes sociales, sitios web y la televisión. Las versiones contenían una mezcla de texto, vídeo y audio.

11 de enero de 2023, inicio del recorrido: en el relativamente pequeño canal de Telegram @readovaknews, se publica un mensaje con un vídeo de la supuesta iglesia en llamas en la región de Volinia. El mensaje afirmaba que algunos ucranianos habían prendido fuego a la iglesia en respuesta a la negativa del abad de transferir la iglesia del Patriarcado de Moscú al Patriarcado de Kiev. Fue un reguero de pólvora; tuvo más de 700.000 vistas.

11-12 de enero: al menos otros diez canales de Telegram, incluidos @RtrDonetsk (aquí), @swodki (aquí) y el de mayor alcance @tsargradtv (aquí) publican el mismo vídeo. Un medio ruso de gran alcance, Ukraina.ru, publica el vídeo en su canal de Telegram @ukraina_ru (aquí) con un mensaje que ahora aparece borrado. Después, @radiomirby (aquí) añade la frase «nacionalistas prenden fuego». La difusión del vídeo cobra mayor velocidad, obteniendo otras 900.000 vistas (más de 1,6 millones de vistas en total).

El viaje de la noticia continúa hasta un canal de Telegram de alcance aún mayor, @novorossinfo (aquí). Belta, el servicio de información estatal de Bielorrusia, toma la versión de Ukraina.ru y la publica en @belta_telegramm (aquí). Un artículo citando el mensaje de Telegram de Readovka se publica en una importante plataforma, regnum.ru (aquí).

El mismo día, un segundo artículo, esta vez citando el mensaje de Belta, se publica en el sitio web del canal de televisión estatal de Bielorrusia ont.by (aquí). Según las estadísticas de audiencia de Belta y de otros medios de comunicación bielorrusos altamente controlados que publican su contenido, la audiencia de Bielorrusia tendría, según cálculos conservadores, medio millón de personas. Véase por ejemplo esto. En este punto, al menos dos millones de personas han visto el vídeo.

15 de enero, el final se acerca: Channel One transmite la noticia en la franja de mayor audiencia del domingo (aquí). El vídeo emitido era idéntico al publicado inicialmente por @readovaknews, si bien no incluía el logo ni ningún rótulo de Readovka. Probablemente lo obtendrían del canal del Telegram de Tsargrad @tsargradtv, donde se compartió una versión del vídeo sin logotipos ni referencia a ningún medio el 12 de enero. El enlace a las noticias del Channel One se compartió en la página de ese medio en Facebook.

22 de enero: Zvezda, la plataforma de televisión de las Fuerzas Armadas rusas, publica un artículo que incluye secuencias de vídeo editadas, tomadas del mensaje de Telegram de @readovka (aquí).

Alcance: 100 millones de personas

El programa de noticias que Channel One emite los domingos en horario de máxima audiencia tiene un alcance extraordinario. El comportamiento de los telespectadores ha cambiado con la guerra y las leyes de censura, así como con el cierre de muchos medios de comunicación independientes. Sin embargo, aunque el consumo de televisión estatal haya caído hasta más o menos el 64 % del total de la audiencia rusa, el programa de noticias de máxima audiencia del domingo sigue teniendo la cuota de pantalla más alta.

Al Channel One se lo conoce por ser «La voz de su amo». Está concienzudamente controlado por el Kremlin y sirve como orientación política sobre lo que hay que decir, por lo que ostenta el privilegio de ser fuente de inspiración para el conjunto del ecosistema pro-Kremlin. Sus mensajes se replican en numerosas plataformas y lenguas. Es citado por medios extranjeros y es el que mejor refleja los temas de conversación de buena parte de la población rusa. Por su parte, Zvezda es la plataforma de televisión que plasma los intereses de las Fuerzas Armadas rusas.

Las plataformas pro-Kremlin suelen recurrir a temas religiosos (ver aquí) para manipular información. Los mensajes del tipo «Kiev está destruyendo la iglesia ortodoxa rusa» no encuentran acogida únicamente entre los fieles de esta iglesia. No es casualidad que las versiones en español y árabe de RT y Sputnik lleguen a un público amplio en América Latina y el mundo árabe, respectivamente. RT en Español es el tercer sitio de información sobre la guerra de Ucrania más compartido en Twitter, más que otros medios locales e incluso medios internacionales como la BBC o la CNN, según una investigación publicada en la NBC.

En resumen, la historia tuvo un alcance global de 100 millones de personas tanto entre el público de habla rusa como de otras lenguas. El hecho de que historias como esta, que constituyen bombas emocionales, lleguen a tantísimo público es la mejor garantía de la difusión de la desinformación.

Preparación mental

Aunque se desmienta, la desinformación deja huella, al igual que contar mentiras a mansalva. A veces la huella desaparece, pero otras veces deja una cicatriz. Con estas palabras lo expresó Carl Hovland, pionero investigador en comunicación de la Universidad de Yale, que en 1949 demostró que la propaganda crece con la repetición de mentiras y que algunos mensajes residuales se mantienen, incluso cuando la plataforma de propaganda no genera mucha confianza y cae en el olvido. Esta distorsión de los mensajes persuasivos se denominó «el efecto del durmiente». Véase también esto.

Más allá de los números, el discurso de odio ininterrumpido y la deshumanización de los adversarios mediante expresiones como «nazis en Kiev» ha tendido a agravar los efectos de la desinformación. En particular, estas narrativas allanan el camino a la comisión de atrocidades y genocidios, tal y como analizamos aquí.

El Centro Levada, una institución independiente de investigación sociológica, ha concluido a partir de encuestas periódicas que solo entre el 5 y el 7 % de la población rusa siente vergüenza por las acciones que este país realiza en Ucrania. Esta extraordinariamente baja cifra se mantuvo sin cambios a lo largo de 2022.

Irónicamente, el presentador de las noticias falsas sobre el incendio de la iglesia, en 2022, y el niño crucificado, en 2014, fue el mismo.

Esquema de los principales actores del ecosistema pro-Kremlin y estatal ruso:

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