El Día de la Victoria: el 9 de mayo en la URSS y la Rusia del pasado

Desde 2008, las celebraciones del Día de la Victoria en conmemoración de la derrota de la Alemania nazi tienen lugar todos los años y se han convertido en lo que algunos observadores de la oposición rusa denominan «Locura de la Victoria» (победобесие). La escala e intensidad de la glorificación de la Segunda Guerra Mundial y del Kremlin como eterno defensor y azote del nazismo han alcanzado cotas sin precedentes. Pero no siempre fue así.
Cuatro desfiles en la época soviética
En la Unión Soviética, la conmemoración pública del Día de la Victoria fue limitada, especialmente antes de 1965. El 9 de mayo de 1945, un gran espectáculo de fuegos artificiales conmemoró en Moscú la derrota de la Alemania nazi, y el histórico desfile de la Victoria en la Plaza Roja tuvo lugar el 24 de junio del mismo año. En 1945, el 9 de mayo se declaró día festivo en la URSS, pero solo lo fue hasta 1947. Inmediatamente después de la guerra, las autoridades y la población soviéticas al parecer creían que había poco que celebrar el 9 de mayo. Habían logrado la victoria, pero a un precio terrible y catastrófico. Para la población de la URSS, especialmente en regiones occidentales como Ucrania o Bielorrusia, esta guerra se saldó con decenas de millones de muertos, una devastación absoluta y sufrimiento. Con este telón de fondo, el 9 de mayo fue un día laborable como cualquier otro hasta 1965.
En las dos primeras décadas de posguerra, no se realizaron grandes celebraciones públicas en el Día de la Victoria. El desfile solo tuvo lugar en una ocasión, en 1945. El lema «podemos repetirlo» del que hacen gala los dirigentes rusos hoy en día habría parecido bárbaro e inaceptable a ojos de una sociedad profundamente traumatizada durante años por la guerra.
Los años de Brézhnev
En 1965, el dirigente soviético Leonid Brézhnev declaró jornada festiva el Día de la Victoria. El 9 de mayo de 1965 organizó el segundo desfile de la Victoria en la Plaza Roja de Moscú. Al parecer las autoridades soviéticas habían decidido enaltecer el «patriotismo» y manifestar la gloria soviética utilizando para ello la victoria sobre el nazismo. Hicieron falta dos décadas para que la URSS asumiese la descomunal catástrofe que fue la Segunda Guerra Mundial. Desde 1965, el Día de la Victoria se celebra cada vez más como una festividad «alegre».
En cuanto a los desfiles de la Victoria en la Plaza Roja, solo se celebraron cuatro de carácter militar en tiempos soviéticos: en 1945, 1965, 1985 y 1990. Un desfile militar conmemorativo del Día de la Victoria era entonces algo muy poco habitual e inusual. Esta jornada se celebraba principalmente con desfiles civiles, fuegos artificiales, actos conmemorativos y encuentros con los veteranos.
El Día de la Revolución de Octubre
No debemos olvidar que la principal festividad de carácter político de la Unión Soviética desde 1918 y a lo largo de toda su historia fue el aniversario de la Revolución de Octubre, el 7 de noviembre. Cada año, la URSS organizaba en este día su principal desfile militar en la Plaza Roja y exhibía su poderío bélico como parte integrante de la cultura soviética. El principal mensaje no se centraba en el 9 de mayo, sino en la expansión del comunismo y la inevitable llegada de la revolución a escala mundial.
Putin y la «locura de la Victoria»
Vladimir Putin subió al poder en el año 2000. Desde 2007 – 2008, la celebración rusa del Día de la Victoria ha experimentado un profundo cambio. Putin, que lanzó abiertamente un desafío geopolítico con su infame discurso en Múnich en 2007, en el que se enfrentaba a lo que él veía como «domino occidental», decidió utilizar el Día de la Victoria como piedra angular de su propaganda en clave nacional. Se suponía que debía estimular el «patriotismo», glorificar al poder militar ruso y movilizar a la población frente a la «amenaza» occidental para Rusia.
Desde 2008 hay cambios esenciales en el gobierno de Putin
Desde que Putin ostenta el poder se han producido varios cambios de gran calado en las celebraciones del Día de la Victoria:
Antes de 2008 el Día de la Victoria era en esencia un tributo a las víctimas y los veteranos de la Segunda Guerra Mundial. Era una jornada en la que la sociedad recordaba todas las atrocidades de la guerra y rendía homenaje al heroísmo de los supervivientes, que compartían sus terribles recuerdos con el mensaje de que tales sucesos nunca debían repetirse.
A partir de 2008, y tras la guerra de Rusia en Georgia que tuvo lugar en agosto de ese año, las celebraciones del Día de la Victoria pasaron del «Nunca más» al «Podemos repetirlo». Bajo el mandato de Putin, esta jornada se convirtió en un ritual agresivo de exaltación de la potencia militar rusa, la voluntad del Kremlin de emplearla contra sus adversarios y la glorificación de la guerra en sí y todas sus atrocidades.
Nuevos rituales
Desde 2008 los desfiles del Día de la Victoria se celebran todos los años y el despliegue de equipo militar ha ido creciendo de forma exponencial. Además, las fuerzas aéreas rusas comenzaron a participar en el desfile de Moscú. Incluso en tiempos soviéticos era muy poco habitual que los aviones de combate surcasen el cielo de la capital rusa. También a partir de 2008 las autoridades rusas se sacaron de la manga nuevos rituales del Día de la Victoria que no se realizaban en tiempos soviéticos, al menos no a tal escala. En primer lugar, Putin sustituyó los antiguos símbolos soviéticos (la bandera roja) por la cinta naranja y negra de San Jorge. Esta se convirtió en el principal emblema del «Día de la Victoria» de Putin y la bandera roja pasó a un segundo plano.
Los veteranos iban falleciendo y comenzaron los intentos de reinventar o reavivar el 9 de mayo. Las autoridades rusas también empezaron a organizar marchas públicas masivas de lo que llamaron «Regimiento Inmortal», en las que la población rusa marchaba portando fotografías de sus abuelos que habían luchado en la Segunda Guerra Mundial. Inicialmente se trató de una iniciativa surgida del pueblo de la que el Kremlin se apropió. Estas marchas del «Regimiento Inmortal» congregaban a millones de ciudadanos rusos. Se convirtieron en las manifestaciones públicas más multitudinarias de la historia reciente de Rusia. Muchas personas participaban por voluntad propia, pero hay numerosos testimonios de estudiantes y escolares a los que se movilizó para hacer bulto en los desfiles mientras mostraban fotografías de personas que no conocían y que les habían dado los organizadores.
Este año, en 2023, el desfile del «Regimiento Inmortal» en toda su magnitud se canceló el 18 de abril, pero ha sido sustituido por llamamientos populares a congregarse en desfiles en línea. Quizás las autoridades temían que el desfile se convirtiese en un símbolo de oposición si los participantes portaban fotografías de sus seres queridos asesinados en la «operación militar especial», cuyas cifras oficiales de víctimas rara vez se publican y son absurdamente bajas.
Occidente se convierte en el enemigo
El principal lema del Día de la Victoria de Putin es «Podemos repetirlo». Paralelamente se ha minimizado con aún más ahínco la importancia del apoyo material recibido de los aliados occidentales entre 1941 y 1945. Se ha pasado del reconocimiento por parte de Stalin y Jrushchov de que «…sin la maquinaria que recibimos a través del Préstamo y Arriendo habríamos perdido la guerra» a afirmar que el Préstamo y Arriendo «no influyó de forma en absoluto decisiva». Parece que gran parte de la población ha asumido esta postura.
Ahora también está claro quién es el principal enemigo: el actual Occidente «fascista/nazi». La propaganda de Putin sigue lanzando el mensaje de que Rusia no teme repetir una guerra terrible con decenas de millones de muertos, pérdidas incalculables y una enorme destrucción material solo para dar muestra de su «grandeza» y su «gloria».
Esta tendencia adquirió un mayor impulso durante la década de 2010 y ha alcanzado su punto álgido desde la invasión y anexión ilegal de Crimea en 2014. El 9 de mayo de 2022, varios meses tras el inicio de la guerra a gran escala contra Ucrania, Putin dedicó gran parte de su discurso a arremeter contra Occidente y defender la invasión de Ucrania.
2022: menos equipo militar
En 2022 se produjo un cambio en la cantidad y calidad del equipo militar desplegado en los desfiles militares del Día de la Victoria. Por ejemplo, no participaron aviones de combate, según las autoridades debido a las «condiciones meteorológicas». Pero durante las operaciones en Ucrania se han perdido muchos aviones y pilotos experimentados. Está aún por ver cuántos aviones aparecen en el desfile de este año.
En 2023, incluso sin los «Regimientos Inmortales» inundando las calles, algo parece claro. El discurso y la retórica de Putin serán cáusticos. Si la cantidad de material militar es menor que el año pasado, tratará de compensarlo con palabras. El reciente incidente en el que dos drones sobrevolaron el Kremlin no hará sino cargar las tintas de su discurso. Hemos sido testigos de un precedente en fechas anteriores de este año cuando, en sus discursos en los actos conmemorativos del Sitio de Leningrado y la Batalla de Stalingrado, se refirió a estos tiempos como una batalla existencial de Rusia.