En el corazón de las tinieblas: qué quiere Rusia en Ucrania

Mientras nos esforzamos por comprender las atrocidades cometidas por Rusia en Bucha, Mariúpol y otros lugares en Ucrania, el 3 de abril, RIA Novosti publicó un extenso artículo titulado «Lo que Rusia debería hacer con Ucrania» escrito por Timofey Sergeytsev, director de cine y filósofo político ruso afín al Kremlin. El artículo sobresale como un marco intelectual perverso que constituye el trasfondo de las atrocidades.
Desmentir una idea, convicción o ideología no es posible por definición. Sin embargo, lo que sí es posible es analizar su esencia, el contexto en el que se enmarca, así como comparar las ideas con patrones conocidos de la historia, y, al mismo tiempo, reconocer que todos los desarrollos comparten elementos únicos.
¿Por qué es tan llamativo este artículo?
Cada día, un río de desinformación fluye desde el sistema del Kremlin. Todo el mundo sabe a estas alturas que el Gobierno ruso y los troles del Kremlin mienten a una escala industrial: La anexión de Crimea, los mitos del Dombás, el vuelo MH-17, las atrocidades en Siria, la invasión de Ucrania, el bombardeo de objetivos civiles, Járkov, Mariúpol. Y lista sigue.
A la hora de explicar las nuevas atrocidades en Bucha, los ministerios rusos de Defensa y Asuntos Exteriores y las embajadas entraron en el habitual piloto automático de mentir: «Una provocación ucraniana, un ataque de falsa bandera, un ataque escenificado, las fotos son falsas, etc.».
Entonces, ¿por qué este artículo es diferente?
Por dos motivos. Primero, RIA Novosti es la principal agencia de noticias de Rusia. Es propiedad al 100 % del Estado ruso y forma parte del conglomerado mediático estatal Russia Today (Россия сегодня), dirigido por Dmitry Kiselyov, nombrado personalmente por Putin (y sometido a sanciones de la Unión Europea desde 2014). Estas largas lecturas reflejan el «pensamiento evasivo», como una almenara en la noche. Una vez publicado por RIA Novosti, cualquier medio de comunicación ruso o persona puede reutilizar este material sin entrar en conflicto con las leyes de censura informativa que, desde el 4 de marzo, prohíben citar cualquier información que no provenga de fuentes oficiales.
Segundo, la totalidad o el carácter exhaustivo de las ideas que describen lo que se debe hacer en el futuro. Las ideas forman una continuación lógica de la descripción (retorcida) de Putin de la historia de Ucrania (consúltese nuestro informe: Putin como el domador del nazismo aquí).
Coja las dos «propuestas» de diciembre de 2021 (consúltese nuestro informe aquí, con los mensajes: Estados Unidos fuera, OTAN abajo y Occidente obedece). y agregue el artículo mencionado de lo que debe hacerse con Ucrania y dentro de este país, y tendrá nada menos que la «solución final» a todos los problemas, desde la perspectiva de Moscú, claro está.
¿Qué es lo que dice el artículo?
En el artículo se emplean en exceso los términos «nazis» y «nazismo» para definir todo aquello relacionado con el Estado ucraniano, el Gobierno de Kiev o las autoridades ucranianas.
El plan es:
- destruir en el campo de batalla a todos los «nazis» que tomaron las armas; es decir, a todo el mundo;
- liquidar a una parte de los ucranianos llevando a cabo una represión masiva de toda la población ucraniana. Los «criminales de guerra» tienen que sufrir el máximo castigo para dar ejemplo;
- liquidar y prohibir todas las unidades armadas de Ucrania y todas las organizaciones relacionadas con la práctica del «nazismo»;
- dar privilegios a los que esperan a la autoridad rusa (entíendase: Dombás gobernará);
- introducir leyes rusas y tribunales rusos para prohibir la lengua y la cultura;
- introducir una férrea censura, destruir los libros de texto y, en general, cualquier cosa relacionada con Ucrania. Reeducación de todos los segmentos de la sociedad en los que ha arraigado la cultura ucraniana;
- prohibir incluso el nombre de Ucrania y el término ucraniano;
- hacer todo esto por la fuerza y con el apoyo del poder (militar) de Rusia.
Se calcula que el plan requerirá unos treinta años para su plena aplicación (una generación de represión y aniquilación). Occidente debería aceptar que se trata de un asunto ruso: no hay espacio para la injerencia.
El artículo traducido al inglés con comentarios está disponible aquí.
¿Qué tipo de sociedad puede publicar algo así?
Deberíamos tomarnos muy en serio este artículo. A menudo se comete un error en Occidente a la hora de intentar entender a Moscú y predecir el curso de las acciones de Rusia: no comprender el mecanismo interno y la naturaleza de una sociedad que ya es totalitaria, pero que va más allá de todas las normas y comportamientos aceptados. Debido a este error, las personas se «sorprenden» por el desarrollo de los acontecimientos.
El fracaso reside en la negativa a tomar en serio las palabras y las acciones de un gobernante dictatorial incontrolado en una sociedad en la que ya no existen sistemas de contrapoderes institucionales, sin mecanismos para frenar o controlar los excesos. Cuando el sistema político, jurídico y económico, los tribunales, la ciencia y la educación y los medios libres han sido ya sometidos y controlados; cuando toda la sociedad ha sido alimentada con propaganda dura durante años; cuando la intolerancia, el revanchismo, la mentalidad de «fortaleza sitiada» y el militarismo respaldan un culto a la personalidad, donde el poder extremo se concentra en una sola persona; los elementos hipernacionalistas se han convertido en un imperialismo destructivo. Así es la Rusia de hoy día. En todos los parámetros clave, la sociedad se ha deteriorado con una velocidad y trayectoria similares a las observadas con anterioridad en la historia de Europa. El camino de estas sociedades siempre ha conducido al conflicto.
¿Por qué ahora?
El mal rendimiento de las fuerzas invasoras rusas en las primeras semanas, sobre todo en el norte de Ucrania y en las proximidades de Kiev, ha conllevado ahora retiradas parciales de tropas rusas. La moral baja entre las tropas rusas es obvia. Mientras se concentran y reagrupan las fuerzas, es necesaria una nueva motivación que espolee el espíritu adecuado antes del próximo gran esfuerzo militar, con probabilidad concentrado a lo largo de las líneas del frente oriental. El tropo de los «nazis en Kiev» es de sobra conocido, por lo que parece que Rusia necesita una visión clara y específica.
También existe una necesidad apremiante de presentar una explicación, una causa superior, para las importantes pérdidas de soldados rusos en Ucrania. Según la mayoría de los informes, las bajas ya han superado a las sufridas durante los diez años, 1979-1989, de la guerra soviética en Afganistán que, en la jerga soviética, era «el cumplimiento de la obligación internacional de ayudar a la nación hermana con un contingente limitado de fuerzas soviéticas en Afganistán».
El artículo, con sus demandas absolutas y extremas, intenta estimular sentimientos que han sido muy apreciados por los dictadores a lo largo de los siglos: la lealtad ciega al Estado, la exigencia de un sacrificio casi religioso del individuo por la causa del líder, el enemigo privado de su humanidad, en realidad, de su derecho básico a la existencia.
Por lo tanto, no es de extrañar que el presidente Zelenski reaccionara con dureza al artículo durante su discurso ante el Parlamento de Rumanía, manifestando, entre otras cosas, que el artículo promueve el genocidio y «describe un procedimiento claro y calculado para la destrucción de todo lo que hace que los ucranianos sean ucranianos y nuestro propio pueblo».
Mientras tanto, el porcentaje de aprobación de Putin en Rusia es alto. A pesar de que cualquier encuesta en Rusia tiene que tomarse con cierto (o mucho) escepticismo, los números son reveladores. Según un estudio del Centro Levada de marzo de 2022, el 83 % de los encuestados aprueban a Putin y sus políticas.