«Están prohibidas las armas biológicas, pero la investigación en biología no lo está»
Entre la avalancha de mentiras con que Rusia ha acompañado su guerra contra Ucrania, el relato de desinformación del Kremlin según el cual Ucrania investiga para desarrollar armas biológicas es especialmente insidioso. No solo se intenta justificar la brutal invasión de Rusia, sino también desacreditar la investigación biológica y epidemiológica legítima en el mundo entero, poniendo en peligro la salud pública mundial.
En una entrevista con EUvsDisinfo, el doctor Jean-Pascal Zanders, fundador de The Trench y experto independiente en temas de desarme y en materia de armas químicas y biológicas, habla de las diferencias cruciales entre la investigación biológica legítima y el desarrollo de armas biológicas, y de por qué Rusia toma parte en esta clase de relatos de desinformación.
Tras la invasión de Ucrania, Rusia ha afirmado que Ucrania está llevando a cabo investigaciones en sus laboratorios biológicos con objeto de desarrollar armas biológicas. ¿Por qué cree que el Kremlin lanza ese tipo de afirmaciones?
Rusia lleva ya algún tiempo haciendo esta clase de acusaciones contra Ucrania y otros antiguos Estados soviéticos, pero las acusaciones contra Ucrania se intensificaron después de 2014, cuando Rusia se anexionó Crimea y empezó una guerra en la región del Donbás (Donetsk y Luhansk).
Georgia ha sufrido acusaciones similares en relación con el Centro Richard Lugar de Investigación sobre Salud Pública, de Tiflis (más conocido por el nombre de laboratorio Lugar – EUvsDisinfo).
Uno de los móviles de Rusia ha sido siempre su deseo de desacreditar a los Estados Unidos para reducir la influencia de Washington en las antiguas repúblicas soviéticas. Sin embargo, parece que, desde hace poco, esta retórica se destina sobre todo a la población rusa, a fin de proyectar una imagen de Rusia como un Estado rodeado de enemigos y que se enfrenta a una amenaza existencial, por lo que es necesaria la actuación militar.
Desde la invasión de Ucrania iniciada el 24 de febrero, Rusia ha estado difundiendo supuestos documentos secretos relacionados con proyectos de investigación biológica en Ucrania (una información que, de hecho, siempre ha sido de acceso abierto)
y los ha presentado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y a los Estados Partes en la Convención sobre Armas Biológicas y Toxínicas, bien para justificar la invasión o bien para desviar la atención de sus actos de agresión. En particular, la alta representante para Asuntos de Desarme, Izumi Nakamitsu, informó al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el 11 de marzo de que había tenido noticias por los medios de comunicación de los presuntos programas de armas biológicas, añadiendo que no obstante las Naciones Unidas no tenían conocimiento de ningún programa de armas biológicas en Ucrania.

Desde su independencia, proclamada el 24 de agosto de 1991, no ha habido indicios de que Ucrania se haya dedicado a actividades prohibidas en virtud de la Convención, mientras que Rusia sí que ha dado motivos de preocupación.
Para la mayoría de las personas, las armas biológicas son cosa de las películas de acción. En realidad, ¿con qué frecuencia se producen ataques en que se utilicen este tipo de armas?
El uso de armas biológicas ha sido extremadamente raro en la historia, aunque varios países, incluidos los Estados Unidos y la Unión Soviética, tuvieron grandes programas de investigación y desarrollo durante la Guerra Fría, programas que Rusia continuó en la década de los 90. Desde entonces ha persistido la preocupación de que Rusia no haya puesto fin por completo a sus programas, a pesar de la Convención sobre Armas Biológicas y Toxínicas.
Las armas biológicas son bastante complicadas de utilizar debido a las dificultades para diseminarlas con efectividad, almacenarlas durante períodos de tiempo prolongados o controlar sus efectos una vez liberadas.
Sin embargo, las enfermedades infecciosas naturales (que, por término medio, pueden matar a hasta veinte millones de personas al año en el mundo, por no mencionar la gripe española de 1918-1920, que acabó con la vida de entre cincuenta y cien millones de personas en todo el mundo) y los avances en la investigación genética han agravado la preocupación por la guerra biológica o el terrorismo con armas biológicas.
¿Qué dice el Derecho internacional sobre las armas biológicas?
En la actualidad, las armas biológicas están totalmente prohibidas según el Derecho internacional. La Convención sobre Armas Bacteriológicas y Toxínicas prohíbe taxativamente el desarrollo, la producción, el almacenamiento y el uso de armas biológicas en cualquier circunstancia. Esto significa que ninguna parte en la Convención puede tener jamás armas biológicas. El Tratado lleva en vigor desde 1975. Junto con el Reino Unido y los Estados Unidos, Rusia, en su calidad de Estado sucesor de la Unión Soviética, es codepositario (custodio formal y centro administrativo – EUvsDisinfo) del tratado.
Ucrania también es parte en la Convención sobre Armas Bacteriológicas y Toxínicas desde 1975, cuando era una de las repúblicas soviéticas. Desde su independencia, proclamada el 24 de agosto de 1991, no ha habido indicios de que Ucrania se haya dedicado a actividades prohibidas en virtud de la Convención, mientras que Rusia sí que ha dado motivos de preocupación.
Si las armas biológicas están prohibidas por el Derecho internacional, ¿por qué tenemos laboratorios que trabajan con virus y bacterias peligrosos?
A partir de la década de los 80, los científicos han observado un importante incremento de la frecuencia e intensidad de las epidemias de enfermedades que antes se creían desaparecidas y también de otras causadas por nuevos tipos de bacterias y virus, tales como la gripe aviar, el ébola y la COVID-19. Así pues, ante este aumento de los riesgos, los Estados Partes en la Convención sobre Armas Biológicas y Toxínicas han reclamado una mayor vigilancia de las enfermedades y una mayor preparación tanto nacional como internacional para responder a grandes brotes epidémicos. Estas capacidades nacionales también podrían detectar en una fase temprana un ataque con armas biológicas. Su llamamiento se hace eco de recomendaciones similares de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos internacionales.
La Convención no prohíbe la investigación biológica con fines profilácticos, de protección u otros fines pacíficos. Ucrania tiene derecho a llevar a cabo investigaciones biológicas por motivos de seguridad de la salud pública y otros fines pacíficos. Análogamente, los Estados Unidos, la Unión Europea y los distintos países tienen el derecho e incluso la obligación, según el artículo X de la Convención, de colaborar en los trabajos realizados en otros países para prevenir los brotes infecciosos, y así lo hacen en Ucrania, del mismo modo que tienen acuerdos de colaboración con países de África, Asia y América Latina y el Caribe.

Ucrania tiene derecho a llevar a cabo investigaciones biológicas con fines de seguridad de la salud pública y otros fines pacíficos.
Ciertamente, los medios de comunicación partidarios del Kremlin han denostado a Occidente por su apoyo a la investigación biológica en Ucrania, Georgia y otros lugares. ¿Por qué es importante la cooperación internacional en este ámbito y quién la supervisa?
Como ya he dicho, la cooperación internacional en materia de investigación sobre enfermedades se fomenta activamente en virtud de varios tratados y la promueven y apoyan organismos internacionales como la OMS.
De conformidad con la Convención sobre Armas Biológicas y Toxínicas, los países tienen derecho a intercambiar equipos, materiales e información sobre el uso de agentes bacteriológicos (biológicos) y toxinas con fines pacíficos. También cooperan en el desarrollo y la aplicación de descubrimientos científicos para la prevención de enfermedades u otros fines pacíficos. Los Estados Partes en la Convención se reúnen cada cinco años en una conferencia de revisión (la novena está prevista en 2022) para evaluar el estado de la Convención a la luz de la evolución de la ciencia y la tecnología en todo el mundo.
La colaboración internacional es fundamental para la seguridad sanitaria mundial, ya que la respuesta internacional a las emergencias sanitarias depende en gran medida de los preparativos nacionales para hacer frente a enfermedades graves. Por lo tanto, la cooperación científica y tecnológica para ayudar a los distintos Estados a desarrollar capacidades nacionales en los ámbitos de la detección, el diagnóstico y la organización del sistema sanitario nacional son vitales para la salud pública mundial.
Laboratorios de todo el mundo colaboran en este esfuerzo, presentan proyectos de investigación para obtener financiación, publican sus resultados y los intercambian con sus socios.
El apoyo científico, técnico y financiero a Ucrania no es excepcional. Al contrario, permite a este país participar en los esfuerzos mundiales por aumentar la seguridad sanitaria y se beneficia de tales esfuerzos.
Así pues, la Convención sobre Armas Biológicas y Toxínicas, que se ocupa de las armas biológicas, en realidad fomenta la investigación biológica y la cooperación internacional.
Sí, si sus fines son pacíficos, porque, en primer lugar, tener una buena infraestructura sanitaria y capacidades de respuesta reduce el valor militar de las armas biológicas, lo que a su vez disminuye los incentivos para que los Estados las desarrollen y las adquieran.
En segundo lugar, encaja con los programas de colaboración promovidos y apoyados por diferentes organizaciones internacionales. La idea fundamental subyacente es que el término «arma» se refiere a la forma en que una enfermedad es propagada deliberadamente. Sin embargo, la enfermedad es la misma y los preparativos contra brotes epidémicos naturales o en respuesta a brotes serían esencialmente los mismos.