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La ejecución de un prisionero de guerra en el punto de mira de la desinformación del Kremlin

marzo 14, 2023

Ejecutan a un prisionero de guerra ante las cámaras. Como siempre, los medios del Kremlin pretenden confundir al mundo con infinidad de mentiras contradictorias para ocultar quién es el responsable.

El 6 de marzo apareció en las redes sociales un vídeo que mostraba la ejecución de un prisionero de guerra ucraniano. Sus últimas palabras se convirtieron en un grito en representación de la resiliencia ucraniana: «Gloria a Ucrania». Su ejecución contravino la Convención de Ginebra y podría considerarse un crimen de guerra. También muestra la impunidad de los invasores rusos en Ucrania.

Al ver el vídeo, no queda totalmente claro de quién se trata el soldado ejecutado, pero tras cierta labor de investigación, se confirmó su identidad. Su nombre es Oleksandr Matsievskyi, francotirador del batallón 163 de la 119º brigada independiente de la defensa territorial de la región de Chernígov.

Su muerte ha suscitado que altos cargos ucranianos y el público global hayan condenado estos actos y hayan hecho llamamientos exigiendo un justo castigo. Sin embargo, también ha dado pie a un despliegue de manipulación de la información, teorías conspirativas, falacias y mentiras por parte de Rusia. Blogueros pro-Kremlin, propagandistas rusos y otras plataformas similares pronto emprendieron una campaña para blanquear la reputación de los asesinos.

Despliegue de una cortina de humo

Inicialmente se distribuyeron tres versiones del suceso en varias plataformas. Primero aparecieron las afirmaciones de que el vídeo era un montaje; después, que Ucrania hizo tal vídeo a modo de provocación; y finalmente, que el vídeo era real, pero que el prisionero era el culpable de su propia ejecución.

La primeria pretensión del ecosistema ruso de desinformación y manipulación de información fue sembrar dudas entre el público sobre la autenticidad del vídeo. Aprovechándose del hecho de que ni el lugar ni la fecha de la ejecución se habían determinado todavía, los propagandistas «se fijaron» en la «naturaleza teatral del vídeo» y en la «rareza» del comportamiento del militar ucraniano, que no se desespera, sino que tranquilamente le hace frente a su enemigo.

Según los verificadores de datos y el Centro de Comunicación Estratégica y de Seguridad de la Información de Ucrania, las afirmaciones iniciales de que el vídeo era un montaje no duraron demasiado en Telegram y fueron eliminadas por el administrador del canal MIG Rossii casi inmediatamente tras su publicación.

Rusia juega a los disfraces

Cuando la estrategia de negar la autenticidad del vídeo o aducir que se trataba de una provocación dejó de funcionar, los medios de desinformación y manipulación de información pro-Kremlin difundieron una nueva narrativa: la ejecución era real, pero el prisionero de guerra en cuestión era un ruso vestido con uniforme ucraniano. Esta alegación se difundió y amplificó fácil y rápidamente, y los corresponsales militares respaldados por el Kremlin y canales anónimos de Telegram se unieron a ella.

Algunos incluso «encontraron» a varias personas que eran el «ejecutado». En particular, un sanitario movilizado y anónimo de la región de Samara de Rusia y un militar llamado Denis Yakovlev de Toliatti, de la misma región de Samara, así como un «residente de Donetsk llamado Anatoly».

Para justificar la aparición del vídeo de cara al público ruso, los canales de Telegram pro-Kremlin conspiraron que fue la Oficina del presidente Zelenski la que «realmente se benefició del vídeo, ya que pretendía subir el ánimo y provocar una oleada de movilizaciones y nacionalismo manifiesto».

La rueda de mentiras del Kremlin gira rápidamente

Ya hemos visto la rueda de mentiras del Kremlin girar en múltiples ocasiones. La negación, el echar balones fuera, la distracción y la desacreditación de las víctimas son las herramientas más usadas del manual de manipulación de información del Kremlin. Recordemos, por ejemplo, cuando se estrelló el MH-17, los bombardeos al hospital y el teatro de Mariúpol, los asesinatos en Bucha o los ataques con misiles en Kramatorsk, por nombrar algunos.

Este incidente ha demostrado de nuevo las áreas clave de trabajo de la propaganda de guerra rusa: difundir de manera simultánea varias versiones para inundar el espacio informativo, cuestionar la legitimidad del vídeo, desorientar al público y promover la narrativa de que «todo el mundo miente».

El efecto de tal desinformación es que se racionaliza el abuso de prisioneros de guerra mientras el Ejército ruso sigue cometiendo terribles crímenes de guerra y atrocidades con los prisioneros de guerra, además, con impunidad.

Oleksandr Matsievskyi defendió Ucrania hasta su último aliento y sus últimas y desafiantes palabras son una muestra auténtica del coraje con el que toda la población ucraniana está protegiendo su tierra de la Rusia agresora. Ese último testimonio, al igual que las órdenes inolvidables que un guarda fronterizo dio a un buque de guerra ruso cerca de la Isla de las Serpientes, quedará inmortalizado para las futuras generaciones.