La sangrienta guerra Z contra los impíos

Los propagandistas rusos describen al enemigo perfecto para la salvaje campaña Z al proyectar su propia imagen sobre los ucranianos.
Cuando no están ocupados perpetrando atrocidades en los territorios de Ucrania temporalmente ocupados bajo su reino del terror, los combatientes rusos de la guerra Z buscan la bendición ideológica de sus amos políticos. Para ello, siguen inventando razones fantásticas para justificar el inmenso sufrimiento humano que acompaña a sus huellas sobre el campo de batalla.
El príncipe de las tinieblas se une a la comunidad arcoíris y a los supersoldados ucranianos
Si combatir contra los malvados «anglosajones», la Unión Europea, Occidente o los siempre pérfidos nazis no fuera ya de por sí suficiente, ahora entra en escena Satanás.
En marzo, e incluso antes, ya informamos de que luchar contra los «valores satánicos» de Occidente da a los bandidos de la guerra Z, sobre todo a las fuerzas chechenas, la excusa que necesitan para saquear, torturar y matar. Estos valores supuestamente demoníacos incluyen el respeto a los derechos humanos básicos de la comunidad LGTBQI+.
Sin embargo, combatir al poderoso «Gaytán» no les está yendo muy bien a los «defensores» de los «valores amenazados». Una reciente estimación occidental conservadora sugiere que, a día de hoy, las bajas totales del personal ruso oscilan entre 70 000 y 80 000 desde el comienzo de la invasión, con varios miles de vehículos blindados destruidos.
Si hemos de creer a los medios de comunicación pro-Kremlin y a los legisladores rusos, más peligros se ciernen sobre los ya desmoralizados merodeadores de la guerra Z. Según los sorprendentes comentarios de los legisladores, pronto se enfrentarán a supersoldados ucranianos modificados genéticamente, una aparente obra maestra de los biolaboratorios en Ucrania financiados por los Estados Unidos. A pesar de que se ha desmentido de forma reiterada y exhaustiva, la narrativa de desinformación de los biolaboratorios y las armas biológicas sigue siendo una de las mentiras más apreciadas por los propagandistas pro-Kremlin.
Finlandia y Suecia no pueden tener cosas buenas como su ingreso en la OTAN
El 3 de agosto, los Estados Unidos se convirtieron en el 23.o país en ratificar el ingreso de Finlandia y Suecia en la OTAN. Mientras tanto, los medios de comunicación pro-Kremlin y sus amplificadores continuaron con sus intentos desesperados de impedir que estos países se unan a la Alianza.
Sus principales narrativas siguen los clásicos tropos de desinformación del Kremlin como, por ejemplo, amenazar a Finlandia y Suecia con graves consecuencias, sugerir que estos países están actuando bajo presión extranjera (Estados Unidos, OTAN) e insinuar que los Gobiernos finlandés y sueco están actuando contra la voluntad de sus pueblos.
En línea con su narrativa preferida de la «soberanía perdida», los medios de comunicación pro-Kremlin también afirman que Finlandia y Suecia están ya a punto de perder su soberanía y que la expansión de la OTAN amenaza a Rusia y forma parte de una estrategia de cerco de Occidente. Como siempre, esta afirmación ignora de forma conveniente que solo el 6 % de las fronteras terrestres de Rusia están en contacto con países de la OTAN.
Pautas que abogan por el (auto)odio
Meduza informó a principios de este mes (más aquí) sobre las pautas de comunicación del Gobierno de Putin, que ofrecen a los medios pro-Kremlin y a los políticos rusos instrucciones detalladas sobre cómo informar sobre la guerra en curso en Ucrania.
Meduza proporciona un fragmento de las pautas del Kremlin: «Uno de los objetivos de la “operación [militar] especial”, según el documento, es “luchar contra los impíos”, caracterizados por los autores como “violadores, ladrones y asesinos” que “[no] creen en nada”». Las pautas proporcionan más consejos para transmitir mensajes como: «Muchos de los ucronazis son satanistas convencidos y seguidores de cultos de odio».
Además de una proyección impecable de su propia imagen de violadores, ladrones y asesinos impíos sobre su adversario, las pautas de comunicación del Kremlin también abogan por deshumanizar a los ucranianos en las noticias. Tal como hemos informado con anterioridad, la deshumanización y el discurso de odio allanan el camino para asesinar sin remordimientos.
En otras noticias de desinformación
- Zelenski quiere ceder territorio de Ucrania a Polonia. Esta narrativa recurrente de desinformación del Kremlin intenta aprovechar problemas complejos de la historia polaco-ucraniana y describe a Polonia como un Estado con ambiciones imperialistas. La afirmación de que cualquier territorio ucraniano podría ser entregado a Polonia carece del más mínimo fundamento. Polonia respeta el derecho internacional con respecto a las fronteras estatales y apoya plenamente la independencia y la integridad territorial de Ucrania. En vez de tener ambiciones imperialistas, Polonia es uno de los principales valedores de Ucrania a la hora de repeler la invasión rusa.
- Ucrania prepara un ataque químico de falsa bandera para dañar la imagen de Rusia. Esta desinformación rusa recurrente ha sido desmentida varias veces en el contexto de Ucrania y en otros lugares. No existen pruebas de que Ucrania esté preparando una provocación química o biológica o cualquier otro uso de armas de destrucción masiva. Por el contrario, muchos líderes occidentales, como el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, manifiestan verdadera preocupación por el hecho de que Rusia pudiera emplear armas químicas. Por último, los líderes rusos no necesitan ayuda para empañar su propia imagen. Ellos mismos se bastan.
- Las sanciones no afectan a la economía rusa: la Universidad de Yale se equivoca. Esta es una narrativa de desinformación pro-Kremlin inveterada y recurrente que afirma que las sanciones apenas perjudican a Rusia o, incluso, que son beneficiosas para la economía rusa. Sin embargo, un estudio reciente de la Universidad de Yale examinó con detalle las repercusiones que están teniendo las sanciones sobre la economía rusa y concluyó afirmando que «la salida de empresas y las sanciones están mermando la economía rusa». O como el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, dijo sin cortapisas: «Las sanciones contra Rusia están funcionando».