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Los malabarismos de China en la guerra de Ucrania

abril 04, 2022

Los medios de comunicación y los funcionarios chinos lo han dejado claro: Rusia no es la culpable de la agresión militar contra Ucrania, sino Occidente y la expansión de la OTAN hacia el este durante los últimos veinte años, ignorando las «legítimas preocupaciones de seguridad» de Rusia. Al mismo tiempo, China «respeta la integridad territorial y la soberanía de todos los países». En las últimas semanas, los medios de comunicación controlados por el Estado chino han centrado su atención en Ucrania y han promovido un conjunto de narrativas para ilustrar estas afirmaciones.

China es neutral, China no es neutral

Incluso antes de que empezara la invasión rusa de Ucrania, China adoptó una posición de observador neutral, al respaldar de forma oficial la diplomacia tranquila y la aplicación de los acuerdos de Minsk, cuyo objetivo era poner fin a la guerra en el este de Ucrania. Es importante recordar que China nunca ha reconocido la anexión rusa de Crimea y, hasta el momento, no ha dado ninguna señal pública de que pudiera hacerlo.

Desde entonces, se ha hecho hincapié en esta neutralidad y en el papel de China como un facilitador en el conflicto. Al mismo tiempo, los discursos sobre la paz, la ayuda humanitaria y la evacuación de ciudadanos —materializados en la «iniciativa de los seis puntos» del ministro de Asuntos Exteriores Wang Yi— están impregnados de críticas a la supuesta desinformación y a las sanciones de Occidente que, según China, cuentan con la oposición de «socios afines» y del mundo en desarrollo. La cuestión no es lo que está pasando de verdad en Ucrania, sino lo malos que son los Estados Unidos (EE. UU.) (y Occidente).

Por un lado, China manifiesta su respaldo a la «soberanía y la integridad territorial de todas las naciones», pero, por otro, nunca menciona de forma pública la violación de la integridad territorial de Ucrania por parte de Rusia e incluso se resiste explícitamente a los llamamientos a condenar a Rusia. En cambio, los canales oficiales chinos hacen hincapié repetidamente en los «complejos problemas históricos» que subyacen a la situación en Ucrania, eludiendo así cualquier acusación de realizar declaraciones contradictorias.

Y, aunque China está dispuesta a hablar con Rusia, su socio estratégico, el presidente Xi aún no ha tenido tiempo de hablar con Ucrania, a pesar del hecho de que China ya firmó, en 2013, un acuerdo de asociación estratégica con este país. Incluso antes de este hecho, en 1994, el Gobierno de China respaldó oficialmente los principios del Memorando de Budapest, que ofrecía garantías de seguridad a Ucrania, y prometió junto con Rusia, los EE. UU., el Reino Unido y Francia respetar la soberanía, la independencia y las fronteras existentes de Ucrania a cambio de que este país renunciara a su arsenal nuclear.

Dado que las conversaciones sobre la integridad territorial y la soberanía se vinculan fácilmente con Taiwán, se han emitido una gran cantidad de declaraciones sobre la posición inamovible de China sobre el tema: Taiwán no es Ucrania y la isla es acusada por los medios de comunicación controlados por el Estado y los funcionarios de aprovechar el conflicto para atraer la atención internacional.

Sin embargo, esta neutralidad declarada no significa que China sea de verdad neutral en lo que respecta a cómo debería ser el futuro de Ucrania. En último término, el país asiático ve a Ucrania como un puente que está fuera de la OTAN y de la Unión Europea, y nada más. Esta representación niega en la práctica a Ucrania el derecho a elegir su propio camino. China cita a menudo el Acta Final de Helsinki de 1975 cuando se refiere al «principio de seguridad indivisible», mientras que omite de forma conveniente que dicho documento consagra el derecho de los países a elegir sus propias alianzas, a lo que la conexa Carta de Estambul de 1999 —también firmada por Rusia— añade el derecho a elegir los acuerdos de seguridad de cada país en general. Sin mencionar que el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas garantiza el derecho de autodefensa colectiva de los Estados. El artículo 2.4 de esta Carta incluye el respeto a la soberanía, la independencia y la integridad territorial de los Estados, todos ellos principios fundamentales para la política exterior de China. Y, si bien Rusia socava de manera clara la base misma de la estabilidad de nuestro sistema internacional, China aún no lo ha condenado.

No existen tensiones, no hay invasión

Durante mucho tiempo, China puso en duda que existiera ni tan siquiera una crisis. Hasta el 24 de febrero, los informes sobre la inminente invasión de Ucrania por parte de Rusia fueron tildados como nada más que «alarmas exageradas anunciadas a bombo y platillo» —al igual que hizo Rusia— y de desinformación que Washington estaba promoviendo para sus propios fines geopolíticos. También fue el pánico creado por los EE. UU. lo que supuestamente provocó la acumulación de tropas en la frontera. La «euforia», la beligerancia y los problemas internos de los EE. UU. contrastaron entonces con la aparente calma de China y su política de ayuda, así como su búsqueda de la paz.

Incluso cuando Rusia ejecutó la invasión, los funcionarios chinos rechazaron llamar a las cosas por su nombre y la palabra «invasión» se consideró un método típicamente occidental para distorsionar la realidad. Salvo algunas excepciones esporádicas, CGTN es el único medio de comunicación chino controlado por el Estado que usa de forma regular este término. Incluso ante la masacre de Bucha, los medios de comunicación chinos en el extranjero se han limitado por ahora a ignorar el hecho o a informar de las negaciones y acusaciones de Rusia contra Ucrania. La única excepción de nuevo es CGTN, que ofrece una información más completa, pero sin llegar a la condena. Los canales oficiales chinos acusan de forma regular a los EE. UU. y a Occidente de desinformación al «desmentir» las afirmaciones de que China conocía los planes de Rusia y que apoya el conflicto, entre otras cosas.

De esta manera, China, como actor de apariencia neutral, ha alabado el papel de Naciones Unidas y ha solicitado negociaciones en lugar de confrontación, sin cuestionar nunca el papel de Rusia en la génesis del conflicto. Además, la declaración conjunta emitida por los dos países tras la reunión de los presidentes Xi y Putin en la víspera de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, dejó claro que China respalda las propuestas de Rusia sobre las garantías de seguridad en Europa y se opone a cualquier ampliación de la OTAN, de nuevo omitiendo el mencionado derecho de los países a elegir sus alianzas, que Rusia también reconoce.

DESINFORMACIÓN SOBRE LA GUERRA EN UCRANIA – LA OTAN Y LOS EE. UU. SON LOS CULPABLES DE ESTA GUERRA, IMPULSADOS POR SU SENTIMIENTO ANTICHINO Y ANTIRRUSO – LA INTELIGENCIA DE LOS EE. UU. APOYA A GRUPOS NEONAZIS EN UCRANIA – LOS EE. UU. Y OCCIDENTE DIFUNDEN DESINFORMACIÓN – LOS EE. UU. CONTROLAN PELIGROSOS BIOLABORATORIOS MILITARES OCULTOS

Rusia es inocente, que den la cara los «verdaderos culpables»

Ya antes de la invasión rusa de Ucrania, China esbozó algunas posiciones que ahora parecen inamovibles. Ante todo, que la OTAN y los EE. UU. son los culpables de esta guerra (perpetuando así el mito de las narrativas pro-Kremlin), impulsados por su sentimiento antichino y antirruso, lo que ha arrinconado a Rusia. Después, otras narrativas tomadas del manual del Kremlin resurgieron en los canales chinos controlados por el Estado, a saber: las narrativas conspiratorias de que los EE. UU. controlan biolaboratorios militares ocultos peligrosos (también empleadas por China para desviar la atención sobre el rastreo del origen de la COVID-19 de su propio país), así como que los servicios de inteligencia estadounidenses apoyan a grupos neonazis en Ucrania. Al publicar de nuevo artículos de Sputnik, los medios de comunicación chinos han ofrecido una plataforma a este medio sancionado para difundir conspiraciones.

Estas narrativas contra los EE. UU. y la OTAN refuerzan la idea de que Rusia no es el agresor. Tras la invasión rusa de Ucrania, China se aseguró de reiterar su comprensión por las preocupaciones de seguridad de Rusia y, es más, culpó a Occidente por su enfoque de confrontación.

Cuando Rusia te dé guerra, haz una buena comunicación

Para ser justos, China no ha amplificado todas las narrativas de desinformación de Rusia, ya que también se ha producido alguna que otra divergencia, en particular con respecto a la información sobre las bajas humanas y materiales, que la cadena de televisión CGTN, controlada por el Estado chino, ha «desmentido» en ocasiones. Además, China ha señalado sus rondas de ayuda humanitaria a Ucrania, ya que la situación «no es como a China le gustaría que fuera». Determinados artículos escritos por catedráticos chinos en los medios de comunicación internacionales también podrían dar la impresión de que, al menos, algunos en China están preocupados por el grave impacto económico en el país y por el peligro de que China quede aislada en caso de una guerra larga en Ucrania o de que los países se alineen en dos bloques opuestos, es decir, una guerra fría 2.0.

Sin embargo, en general, desde el principio de la crisis, se ha observado la alineación retórica de los medios de comunicación estatales chinos con el Kremlin y las noticias en los medios de comunicación chinos controlados por el Estado se han basado en gran medida (aunque no en exclusiva) en fuentes rusas. En último término, China ha empleado la guerra en Ucrania para promover a mayor escala sus ya conocidas críticas a los EE. UU. y a Occidente.