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Modus Trollerandi. Tercera Parte: Ofensiva

agosto 11, 2021

Cómo TROLEAR a la democracia: Siete argucias baratas

En esta serie de artículos, EUvsDisinfo mostrará algunas de las argucias baratas de la «retórica de la desinformación», cómo los generadores de desinformación desbaratan sistemáticamente el intercambio de ideas —la esencia de la democracia— mediante una serie de artimañas útiles. Los troles del Kremlin se aseguran de empantanar el discurso público con un atolladero de refutaciones inútiles. Un activista sueco ha acuñado el término modus trollerandi para describir las maneras de intentar arruinar el debate público mediante una serie de argucias baratas. EUvsDisinfo ha desarrollado aún más este concepto para mostrar cómo se recurre a TROLEAR a la democracia mediante la manipulación maligna.

T: ‘Testaferro’:

Se atacan opiniones o ideas nunca manifestadas por el objetivo.

R: Recurso al ‘whataboutismo’:

Desviar la conversación del tema.

O: Ofensiva:

Uso de lenguaje agresivo para disuadir a la oposición.

L: Ludibrio:

Uso de sarcasmo para desacreditar a la oposición.

E Enfrentamiento:

¿Quién se beneficia del cui bono?

A: Agotamiento

Desbordar a la oposición con detalles y tecnicismos.

R: Refutación:

Negar toda prueba.

 

O de Ofensiva

El lenguaje desmesurado y las afirmaciones exageradas son, hasta cierto punto, una práctica normalizada en todo debate polémico, por ejemplo: «¡La propuesta de la oposición es claramente una locura!»; «La primera ministra ha perdido hasta la última pizca de credibilidad». Sin embargo, el discurso democrático suele abstenerse de ridiculizar, deshumanizar e insultar. La conversación democrática está preferiblemente vinculada a un respeto intrínseco y al juego limpio entre los participantes.

En cambio, la mayoría de las argucias baratas del Kremlin son agresivas, y el objetivo en este caso es disuadir a la oposición de continuar con la conversación. Los medios de comunicación del Kremlin son proclives a calificar a los disidentes de «fascistas», «extremistas» e incluso de «pedófilos». La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, suele hacerlo en sus declaraciones:

El ataque epiléptico rusófobo en el Parlamento de Suecia.

Declaración de Maria Zakharova, Facebook, 2 de junio de 2021

Y

Nuestros socios viven en un mundo de fantasía. Creo que solo ven lo que no existe y no pueden ver lo que tienen delante. Es una habilidad curiosa la de ser capaz de vivir en un mundo de ilusiones. Tengo la impresión de que Occidente en su conjunto vive en un mundo de ilusiones.

RT, 23 de abril de 2021

Según la señora Zakharova, Rusia actúa de forma impecable, pragmática e irreprochable. Las críticas a las actuaciones rusas no son más que el resultado de un trastorno mental, una enfermedad. Una forma extraña de epilepsia. Fantasías.

La base de datos de EUvsDisinfo contiene varios ejemplos de esta argucia. Los medios de comunicación pro-Kremlin describen a Occidente como «satanistas» y «pervertidos». Los medios de comunicación estatales rusos sugieren que la toma de decisiones políticas se basa en un «trastorno mental». La activista sueca Greta Thunberg es una «víctima de pedofilia política».

Al igual que la mayoría de las demás argucias baratas del Kremlin, el objetivo es distraer. En lugar de comentar el problema, se lanza una ofensiva y se deshumaniza al oponente, con el fin de disuadirle, silenciar la conversación.

Por supuesto, este método no solo lo utiliza el Kremlin: también lo emplean con frecuencia en la televisión bielorrusa. El canal emite un programa titulado La Orden de Judas, y el presentador, Ryhor Azaronak, explica el objetivo del programa:

«Cuando nada es decente, cuando la basura liberal lo ha empañado casi todo, el mundo se encuentra al borde de la extinción, pero Bielorrusia todavía sigue en pie. Maldito sea el hijo de Judas, que su amor por el dinero lo asfixie. Esta es la Orden de Judas. Hablamos sobre quienes han olvidado el bien y han mancillado sus vidas con el pecado de la traición».

El antídoto para esta artimaña: ignorar la ofensiva. Seguir insistiendo a la hora de exigir respuestas a los temas centrales, ya que el mero recurso a dicha ofensiva evidencia sin duda la ausencia de argumentos válidos.

La semana que viene: L de Ludibrio