Narrativas principales de la desinformación pro-Kremlin. Primera parte: las élites contra el pueblo

Una característica distintiva de la desinformación pro-Kremlin es su repetitividad. A pesar de todas las afirmaciones descabelladas que vierten, los medios de comunicación pro-Kremlin a menudo suenan como un disco rayado que se limita a un par de mensajes básicos para el público nacional e internacional. Esto no es un accidente o un descuido, sino que es algo intencionado: la repetición hace que las mentiras suenen más creíbles. Los medios de desinformación pro-Kremlin logran este objetivo al ceñirse a un conjunto de narrativas recurrentes que funcionan como plantillas para historias concretas.
Una narrativa constituye un mensaje general, que se comunica mediante textos, imágenes y metáforas, así como por otros medios. Las narrativas contribuyen a transmitir un mensaje: crean suspense y hacen más atractiva la información. Se pueden combinar y modificar en función de los acontecimientos actuales y las actitudes predominantes. Algunas de ellas llevan entre nosotros cientos de años: se han documentado variaciones de la narrativa de la «decadencia de Occidente» desde el siglo XIX. EUvsDisinfo ha identificado un conjunto de cinco narrativas principales empleadas por los medios de desinformación pro-Kremlin y los elementos básicos de la narrativa del Kremlin. Hemos visto estas narrativas principales de desinformación pro-Kremlin puestas en práctica en múltiples ocasiones, a saber: en intentos de interferencia electoral, durante la pandemia de COVID-19 o en esfuerzo por justificar la guerra no provocada en Ucrania.
Durante las próximas semanas, le ofreceremos una descripción general actualizada de las cinco narrativas de desinformación preponderantes que continúan apareciendo en los medios de desinformación rusos y pro-Kremlin. Aquí está la primera.
La primera narrativa principal de la desinformación pro-Kremlin: las élites contra el pueblo
La idea de una élite desconectada del pueblo trabajador está muy presente en la historia política. Diferentes políticos y movimientos políticos han afirmado representar la voz de las personas comunes y más débiles, la mayoría silenciosa, contra una camarilla corrupta y engreída integrada por los representantes de partidos políticos, las empresas y los medios de comunicación. El Kremlin no inventó esta narrativa, pero los medios de desinformación pro-Kremlin la emplean con asiduidad.
Una mezcolanza de chivos expiatorios
Esta narrativa puede funcionar muy bien, ya que proporciona un chivo expiatorio al que el público objetivo puede culpar por cualquier agravio: banqueros, grandes empresas, judíos, oligarcas, musulmanes, burócratas de Bruselas, lo que sea. Los medios de desinformación rusos emplearon muchísimo esta narrativa durante la pandemia de COVID-19, sobre todo al afirmar que Bill Gates, bien inventó el coronavirus, bien estaba empleando las vacunas contra el virus para implantar «microchips».
Esta narrativa también está muy relacionada con varias teorías conspiratorias. Una característica común es la afirmación de la existencia de élites secretas: gobernantes en la sombra, titiriteros con intenciones perversas. Durante la pandemia, ha demostrado ser una plantilla funcional, eficaz y conveniente para los creadores de desinformación. El sitio web de EUvsDisinfo alberga múltiples afirmaciones sobre el origen antrópico del virus, así como que las medidas para frenar su propagación son solo la forma de las élites para destruir la vida de las personas comunes.
Más allá de la pandemia, esta narrativa se empleó en vísperas del referéndum del Brexit de 2016, tal como demuestran estos dos artículos de Sputnik: «La amenaza de la eurocracia pone en peligro a Europa» y «Waffen-UE».
Los anglosajones y Ucrania
La narrativa de «las élites contra el pueblo» también se ha empleado en el contexto de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Los medios de comunicación pro-Kremlin han tratado de describir la invasión rusa como un complot «anglosajón» destinado a enfrentar a los eslavos.
En la jerga pro-Kremlin, «anglosajones» se emplea como término general para vilipendiar a Occidente y, en concreto, al Reino Unido y los Estados Unidos. Los anglosajones son supuestamente pérfidos y sanguinarios, que pergeñan planes perversos para dominar el mundo. Este término se emplea con frecuencia para construir teorías conspiratorias y contiene un elemento de «choque de civilizaciones», que ayuda a enmarcar a Occidente como el «otro» y reforzar la idea de que Rusia pertenece a una «civilización diferente».
Por lo tanto, en Ucrania, tenemos las élites (anglosajonas) contra el pueblo (eslavo), según los asesores de comunicación pro-Kremlin: los anglosajones buscan el conflicto con Rusia a toda costa, organizaron el golpe de Estado de 2014 encubierto como una protesta democrática, quieren involucrar a Ucrania en una guerra contra los eslavos y utilizan a Ucrania como un baluarte antirruso, etc.
Mentiras de la razón
La narrativa de las élites contra el pueblo tiene una historia inveterada de más de cien años. Sus promotores afirman ser la voz de la razón y abogar en nombre de los ciudadanos privados de sus derechos, al decir la verdad al poder contra las élites que intentan ocultar la «verdad» a toda costa.
La «verdad» puede referirse a una amplia variedad de temas, como la guerra y la paz, la migración o la economía, mientras que las élites particulares consideradas «culpables» de ocultar la verdad se seleccionan de forma estratégica para adaptarse a las reivindicaciones del público objetivo. De hecho, esta narrativa se puede adaptar y aplicar a un número casi infinito de temas: «La crisis migratoria está provocada por las grandes empresas para obtener mano de obra barata»; «El montaje del calentamiento global es empleado por los banqueros para desviar la atención pública de los problemas del mundo real»; «Las multinacionales, sobre todo los fabricantes de armas, son responsables de la guerra en Ucrania».
Por último, si bien esta narrativa parece en su superficie simpatizar con las personas comunes, sus raíces son, de hecho, autoritarias. Rara vez se ofrecen pruebas para corroborar las afirmaciones realizadas y, siguiendo los principios del pensamiento conspirativo, la misma ausencia de pruebas se emplea a veces como prueba: «¡Ves qué poderosas son las élites; ocultan todo rastro de su conspiración!» Por lo general, esta narrativa también exige que el lector confíe de forma exclusiva en la palabra del narrador: «Yo conozco la verdad, confía en mí». De hecho, como todas las narrativas basadas en teorías conspiratorias, esta requiere que su público acepte las afirmaciones sobre la base de la fe más que en la de los hechos.
Lea más sobre las élites contra el pueblo aquí. Lea más sobre los anglosajones aquí.