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Narrativas principales de la desinformación pro-Kremlin. Segunda parte: los «valores amenazados»

agosto 06, 2022

Una característica distintiva de la desinformación pro-Kremlin es su repetitividad. A pesar de todas las afirmaciones descabelladas que vierten, los medios de comunicación pro-Kremlin a menudo suenan como un disco rayado que se limita a un par de mensajes básicos para el público nacional e internacional Esto no es un accidente o un descuido, sino que es algo intencionado: la repetición hace que las mentiras suenen más creíbles. Los medios de desinformación pro-Kremlin logran este objetivo al ceñirse a un conjunto de narrativas recurrentes que funcionan como plantillas para historias concretas.

Una narrativa constituye un mensaje general, que se comunica mediante textos, imágenes y metáforas, así como por otros medios. Las narrativas contribuyen a transmitir un mensaje: crean suspense y hacen más atractiva la información. Se pueden combinar y modificar en función de los acontecimientos actuales y las actitudes predominantes. Algunas de ellas llevan entre nosotros cientos de años: se han documentado variaciones de la narrativa de la «decadencia de Occidente» desde el siglo XIX. EUvsDisinfo ha identificado un conjunto de cinco narrativas principales empleadas por los medios de desinformación pro-Kremlin, y los elementos básicos de la narrativa del Kremlin. Hemos visto estas narrativas principales de desinformación pro-Kremlin puestas en práctica en múltiples ocasiones, a saber: en los intentos de interferencia electoral, durante la pandemia de COVID-19 o en un esfuerzo por justificar la guerra no provocada en Ucrania.

Le presentamos una descripción general actualizada de las cinco narrativas de desinformación preponderantes que continúan apareciendo en los medios de desinformación rusos y pro-Kremlin. Aquí está la segunda. Consúltese también la primera parte: Las élites contra el pueblo aquí.

La segunda narrativa: los «valores amenazados»

La narrativa sobre los «valores amenazados» se adapta a una gran variedad de temas y, por lo general, se emplea para poner en entredicho la actitud de Occidente con respecto a los derechos de las mujeres, las minorías étnicas y religiosas, y los grupos LGBTQI+, entre otros. Los comentaristas pro-Kremlin ridiculizan la supuesta «decadencia moral» o las «actitudes depravadas» de Occidente. Por el contrario, Rusia y el cristianismo ortodoxo se erigen como los verdaderos defensores de los valores tradicionales, tal como ejemplifica este vídeo promocional oficial ruso.

Según esta narrativa, el «afeminado Occidente» se está pudriendo bajo el ataque de la decadencia, el feminismo y la «corrección política» y está hundiendo su economía, mientras que Rusia encarna valores paternales tradicionales. Esta narrativa queda plasmada en una viñeta de 2015 de la agencia de noticias estatal rusa RIA Novosti, que ilustra la aparente decadencia moral de Europa: desde Hitler, pasando por la desviación sexual, a un futuro de hienas rabiosas.

La idea de la decadencia de Occidente, yuxtapuesta a Rusia que es la «guardiana» de la decencia y la virtud moral, emana directamente desde lo más alto del Kremlin. Según un análisis del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, ya en 2013, Putin había adoptado esta postura, condenando a los países «euroatlánticos» por su decadencia moral e inmoralidad.

Hablando de sexo…

Los medios de comunicación pro-Kremlin siguieron con entusiasmo su ejemplo. La emisora estatal rusa Sputnik describió la cultura de masas occidental como «diversas formas de pedofilia». Los medios de comunicación pro-Kremlin en árabe afirmaron que Occidente trata de destruir valores básicos, como los relacionados con el Estado y la familia. En Armenia, los medios de desinformación pro-Kremlin alegaron que Occidente estaba «sembrando» bases morales ajenas para socavar las identidades nacionales de otros Estados. En esta narrativa, el Kremlin no solo logra «preservar» la decencia y los valores básicos, sino que además los «defiende» contra el ataque de inmoralidad de Occidente.

Según el análisis del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores:

«Un truco propagandístico ingenioso consistió en realzar la imagen del malvado Occidente al combinar la postura social conservadora y la antioccidental. De este modo, Occidente y los occidentalizadores, los homosexuales, los liberales, los artistas contemporáneos y sus fans, aquellos que no trataron a la Iglesia ortodoxa rusa con el debido respeto, así como aquellos que se atrevieron a dudar del registro histórico intachable de Rusia, fueron presentados como un “mal indivisible”, una amenaza para Rusia, su cultura, sus valores y su misma identidad nacional».

La homofobia va de la mano con la afirmación de proteger los valores tradicionales, por lo que no es de extrañar que los medios de comunicación estatales rusos dediquen tiempo ridiculizando, por ejemplo, los derechos de las minorías sexuales, tal como queda demostrado en estos ejemplos. Asimismo, hace poco, los medios de comunicación pro-Kremlin han recurrido a los tropos homófobos para denigrar al personal de las fuerzas armadas ucranianas.

Los medios de comunicación pro-Kremlin muestran gran júbilo cuando pueden matar dos pájaros de un tiro: acusar a la todopoderosa Unión Europea de comportamiento tiránico al ordenar a determinados Estados la abolición o destrucción de sus propios valores. Un ejemplo es la noticia manipulada y tremendamente tergiversada, «El Parlamento europeo prohíbe las palabras madre y padre».

Sentido común

Las narrativas de desinformación basadas en valores suelen hacer hincapié en conceptos amenazados como «tradición», «decencia» y «sentido común», términos que tienen connotaciones positivas, pero que rara vez se definen con claridad.

La narrativa crea un marco de «nosotros contra ellos», lo que sugiere que aquellos que están comprometidos con los valores tradicionales ahora están amenazados por aquellos que se oponen a ellos y que, en cambio, tratan de establecer una distopía en quiebra moral. Los medios de desinformación rusos y pro-Kremlin promovieron variaciones de esta narrativa en el período previo a las elecciones generales suecas de 2018, como se puede ver aquí y aquí. En los medios de comunicación en ruso, como la infame agencia de noticias RIAFAN de la fábrica de troles de San Petersburgo, el lenguaje de esta narrativa es particularmente agresivo: «Cómo es el país de la tolerancia por excelencia: gais y lesbianas establecen imposiciones, se oprime a los hombres y las mujeres, rusofobia y miedo».

En contraste con la concepción occidental de los valores, que favorece los derechos individuales de integridad personal, seguridad y libertad de expresión, el sistema de valores ruso implica un conjunto de normas colectivas, que se espera que cumplan todos los ciudadanos.

Sin embargo, la narrativa de los valores amenazados siempre se articula desde una supuesta posición de superioridad moral, en la que la mayoría silenciosa, comprometida con la decencia y el tradicionalismo, está bajo el ataque de la «tiranía» liberal. En ella, se invita al público objetivo a unirse a las filas heroicas bajo la bandera del Kremlin, luchando con valentía por los valores familiares, el cristianismo tradicional y la pureza.

Lea más sobre los «valores amenazados» aquí.