Otro día triste para la libertad mediática y de expresión en Rusia

Este artículo es la cuarta actualización de una serie que hace seguimiento y analiza los cambios ocurridos en el espacio informativo ruso con motivo de las leyes de censura que entraron en vigor en marzo de 2022. Véanse nuestras anteriores actualizaciones del 5 de marzo, 8 de marzo y 26 de marzo de 2022 [aquí].
Hace un año, poco después de que Rusia empezara su agresión a gran escala contra Ucrania, el Parlamento ruso se apresuró a aprobar la censura generalizada introduciendo un nuevo párrafo en el Código Penal. El artículo 207.3 estipula hasta 15 años de prisión por «difundir información falsa sobre las Fuerzas Armadas u oficiales rusos». La creación del nuevo artículo profundizó lo ocurrido el 24 de febrero, el primer día de la guerra a gran escala, cuando la agencia de supervisión de medios de comunicación Roskomnadzor ordenó a los medios de comunicación de Rusia comunicar únicamente información oficial procedente de los organismos del Estado.
Durante 2022 ya cubrimos las primeras consecuencias: el cierre de medios de comunicación, el veto a distintas plataformas, el éxodo de periodistas, las causas judiciales, etc. Véanse otros artículos aquí y aquí.
Nuevas modificaciones del Código Penal y Código Administrativo rusos han complementado el ya represivo marco legal. Estas incluyen el nuevo artículo 275.1 del Código Penal, que define penas por «cooperación confidencial» con extranjeros, que ahora son equivalentes a la traición; y el nuevo artículo 20.3.3 del Código Administrativo, que estipula una multa administrativa de hasta 100 000 rublos para particulares que difundan información falsa, cantidad que podría ser más o menos de dos salarios mensuales en Rusia.
Un año después: huir del fuego para caer en las brasas
Incluso antes de la invasión del 24 de febrero, la situación de los medios independientes en Rusia era muy complicada, con etiquetas como «agente extranjero» u «organización indeseable» recayendo sobre periodistas y publicaciones normales y profesionales. Ataques poco investigados e incluso asesinatos de periodistas de prestigio han ayudado a contribuir a un panorama estremecedor.
Doce meses después, la cosa se ha puesto todavía más fea. Por ejemplo:
- El panorama mediático en Rusia ha cambiado radicalmente y, en la actualidad, está sujeto a las órdenes del Kremlin. Véanse nuestros artículos de desinformación semanales aquí.
- Un gran número de medios de comunicación y periodistas independientes rusos se han ido de Rusia.
- Varias ONG sólidas como Memorial y el Museo Sajarov han cerrado o se han disuelto por orden judicial. En el pasado ya habían documentado casos de represión contra los derechos humanos y la libertad de expresión.
- El sistema judicial ha activado el modo represión. En la actualidad se han iniciado más de 6 000 causas administrativas y penales, de «desacreditación de las Fuerzas Armadas», según el observador independiente Mediazona.
- Cuanto más prominente es alguien, por ejemplo, por tener muchos seguidores en redes sociales, más dura es la condena. Las penas van desde multas económicas y trabajo penitenciario hasta condenas de prisión de varios años. Véase una lista de causas recientes aquí.
- El listón está bastante bajo a la hora de «difundir información falsa» sobre el Ejército ruso, sus oficiales o las fuerzas de seguridad, como ilustran los ejemplos a continuación.
Toda información que no venga de «fuentes oficiales» como el Ministerio de Defensa ruso, los medios de comunicación del estado o los servicios por cable, se considera «falsa» cada vez más a menudo. Según Mediazona, información supuestamente falsa podría incluir críticas como llamar «ocupantes» a las tropas rusas en Ucrania, criticar el bombardeo a objetivos civiles o simplemente informar de las atrocidades perpetradas por Rusia en lugares como Bucha. Compartir y comentar en redes sociales ya es suficiente razón como para dictar sentencia o procesar una fuerte multa administrativa. En caso de reincidir, el infractor puede llegar a ser acusado como delincuente.
Ejemplos recientes que ilustran esta tendencia
A finales de 2022, el político de la oposición Ilya Yashin fue condenado a ocho años y medio de prisión por publicar información sobre el asesinato de civiles en Bucha por parte de las fuerzas rusas. En julio de 2022, el concejal de Moscú Alexei Gorinov fue condenado a siete años de prisión en una causa similar.
Las autoridades acusaron al político de la oposición y activista Vladimir Kará-Murza de traición al Estado (hasta 24 años de prisión) por haber criticado a las fuerzas rusas por bombardear escuelas y hospitales en Ucrania en un discurso que dio el año pasado en Arizona.
El 1 de marzo, Dmitry Ivanov, alumno de la Universidad Estatal de Moscú (MGU), fue condenado a ocho años y medio de prisión por administrar un sitio web llamado «MGU en protesta», donde la gente podía publicar opiniones personales sobre la guerra. La página de Telegram tiene unos 9 000 suscriptores.
El 6 de marzo condenaron a Ruslan Gannev, desarrollador web de Tartaristán, a diez meses de trabajo penitenciario, imponiéndole además una multa equivalente al 10 % de su salario, por dos publicaciones en redes sociales rusas en las que cuestionaba la retirada de las fuerzas rusas de Kiev y el número de bajas en combate.
También el 6 de marzo, Andréi Novashov, periodista de Kuzbass en Siberia, fue sentenciado a ocho meses de trabajo penitenciario por publicaciones en redes sociales en las que llamaba «ocupantes» a las fuerzas rusas en Ucrania y criticaba el ataque a infraestructuras civiles.
El 3 de marzo se impuso una multa de 800 000 rublos a Igor Korotkov, procedente de un pueblo de la región de Krasnodar, por publicar en WhatsApp un enlace al canal de Navalny Live en YouTube, una de las pocas plataformas que no son rusas ni chinas y que todavía están permitidas en Rusia. Esta multa es equivalente a prácticamente los ingresos de dos años en una zona rural como la suya.
Los fallos también cuentan con juicios in absentia. Ejemplos recientes
El 6 de febrero, la conocida periodista y bloguera Veronika Belotserkovskaya, residente en Francia, fue condenada in absentia a nueve años de prisión. La causa contra ella empezó en marzo del año pasado, cuando publicó críticas hacia las fuerzas rusas por asesinar niños, bombardear el hospital de maternidad en Mariúpol y asesinar a civiles en Bucha.
El 1 de febrero, un tribunal de Moscú condenó al periodista Alexander Nevzorov in absentia a ocho años por desacreditar a las Fuerzas Armadas.
Y todavía hay más de 6 000 causas en trámite a principios de marzo de 2023…
Actualización del 26 de marzo de 2022
La tendencia de bloquear sitios web se ha acelerado muchísimo. Hay dos tendencias generales: bloquear los servicios y censurar completamente el contenido informativo. El bloqueo de medios de comunicación extranjeros afecta ya a la BBC, la Deutsche Welle, RFE/RL y los sitios web del canal de televisión Euronews; mientras que la CNN, ABC y CBS News han sido suspendidos, al igual que canales independientes menos conocidos. Periodistas independientes dejan el país, ya que no seguir a rajatabla las leyes de censura puede resultar en penas de prisión. Y esto es aplicable también a cualquiera que se oponga a la llamada «operación militar especial» o difunda «falacias» sobre lo que las fuerzas militares rusas o los organismos del estado llevan a cabo fuera del territorio de la Federación Rusa.
La Duma Estatal de Rusia aprobó una norma que prevé multas y condenas de prisión (por determinados tipos de acciones, de hasta 15 años) para quien publique «información falsa a sabiendas» sobre acciones de los organismos gubernamentales rusos fuera del país «en beneficio de Rusia y su ciudadanía, paz internacional y seguridad». Estas condenas complementan la ley del 4 de marzo sobre penas similares relacionadas con información falsa sobre el Ejército ruso.
Sergei Klokov, empleado de la Dirección General del Ministerio de Interior de Moscú, fue la primera persona arrestada por difundir presuntamente información «falsa» sobre el Ejército ruso, supuestamente en una conversación telefónica. Ningún tribunal ha autorizado la escucha telefónica de las conversaciones de Klokov.
Las operaciones de las plataformas de la empresa Meta en Rusia han sido prohibidas con la excusa de que había «actividades extremistas». La prohibición concierne dos de las redes sociales más populares en Rusia: Facebook e Instagram. No se aplica a la aplicación de mensajería WhatsApp.
Google y su plataforma YouTube siguen vigentes, pero posiblemente no por mucho más tiempo. El 18 de marzo, la agencia de supervisión de medios de comunicación de Rusia, Roskomnadzor, exigió que Google dejara de divulgar vídeos en su plataforma YouTube, que, según dice, «amenazan a la ciudadanía rusa».
Más VPN bloqueadas. La población rusa descargaba una media de 16 000 aplicaciones de VPN al día. El 9 de marzo, descargaron 700 000. Esto fue antes de la decisión de bloquear Instagram. En los diez días que van desde el 24 de febrero al 5 de marzo, las diez aplicaciones de VPN más descargadas de la App Store y Google Play tuvieron 4,6 millones de nuevas descargas.
El 4 de marzo, el Parlamento ruso adoptó de manera unánime y a una velocidad récord una ley de «responsabilidad penal por mentir sobre las fuerzas rusas». Prevé penas durísimas para cualquiera que ose criticar o cuestionar la guerra de Putin en Ucrania. Desde el 5 de marzo, la ley también cubre las críticas hacia la Rosgvárdia, los 300 000 soldados de la milicia de Putin, parte de la cual ahora opera en las zonas ocupadas de Ucrania.
Los civiles imputados por esta ley se enfrentan a multas de entre 1,5 millones de rublos (10 000 – 13 000 EUR dependiendo de la tasa de cambio) y a hasta 15 años de prisión o en campos de trabajo por criticar la guerra o difundir lo que las autoridades consideran información «falsa», es decir, cualquier dato que se desvía de la línea oficial del Gobierno.
La ley se aplica a todos los residentes de Rusia, tanto de nacionalidad rusa como extranjera.
En términos de contenido de publicación en Rusia, tal legislación marca el camino hacia una censura prácticamente ilimitada y una autocensura. No hay duda de que silenciará todavía más las voces disidentes en Rusia y de que constituye la represión más severa de los medios de comunicación y las redes sociales en la Rusia postsoviética.
Fuera de antena, fuera de la red, disueltos por el accionista Gazprom
Ya se ha visto de qué pie cojea la ley. La eliminación de contenido web de la última cadena de radio libre, la conocida y justa Radio Echo Moscow, se llevó a cabo bajo amenazas de duras penas. La agencia estatal rusa de medios de comunicación Roskomnadzor había eliminado este canal de las sintonizaciones días antes. El accionista mayoritario Gazprom Media (sí, la empresa estatal de gas Gazprom) decidió cerrar la compañía en un obvio acto de cierre político.
Ya no podemos enlazar el manifiesto de protesta del editor jefe de Echo Moscow Alexei Venediktov.
Actualización (8 de marzo): Metiendo el dedo en la yaga: la frecuencia FM de la ahora cerrada y disuelta Radio Echo Moscow se sustituirá por la radio Sputnik del canal RT / Russia Today, a partir del 9 de marzo. El alcance de este hecho es importantísimo, puesto que Radio Echo Moscow abrió el 22 de agosto de 1990 y, un año más tarde, en agosto de 1991, consiguió seguir transmitiendo pese a los intentos de bloqueo por parte de los duros golpistas soviéticos.
Actualización (26 de marzo): Venediktov informaba el 22 de marzo que había encontrado frente a su puerta una cabeza de cerdo junto a una pegatina con el escudo de Ucrania y la palabra «Judensau».
Autocensura
Nóvaya Gazeta, el periódico de cobertura política que ganó el Premio Nobel de la Paz de 2021 junto con su editor jefe Dmitri Murátov, ha publicado un mensaje para informar a sus lectores de que eliminará todos los materiales relacionados con la guerra en Ucrania de su sitio web y sus cuentas de redes sociales para proteger a sus empleados. En publicaciones anteriores, Nóvaya Gazeta informó sobre la guerra y no se contuvo al usar palabras como invasión, guerra, bombardeo, bajas, etc. Todavía se puede acceder a la web de Nóvaya Gazeta a fecha de 4 de marzo.
Plataformas de redes sociales, encuestadores, medios de comunicación extranjeros, gente de a pie… ¡a por todos ellos!
Durante años, las plataformas de redes sociales y agregadores de noticias con solamente unos pocos miles de usuarios habituales han sido considerados legalmente medios de comunicación en Rusia. Por lo tanto, siguiendo la lógica de la ley, las plataformas tendrán que vigilar qué publican y eliminar contenido, o hacer frente a las penas.
Los encuestadores de opinión que publican estudios en los que puede considerarse que las preguntas sugestionan una crítica a la guerra de Ucrania también entran en el ámbito de aplicación de la ley.
Falta ver cómo afectará esto a los medios de comunicación y periodistas extranjeros que trabajan en Rusia. En principio, la ley no tiene limitaciones y se aplicará, por lo tanto, a cualquier persona que se encuentre en territorio ruso o dentro de su jurisdicción. Ya hay ejemplos de corresponsales extranjeros, como los de Le Monde, que limitan sus publicaciones en Twitter cuando están en Rusia; o la BBC, que ha suspendido el trabajo de sus periodistas en Rusia.
Actualización (07 de marzo): Los principales medios de comunicación independientes de Rusia, tanto rusos como extranjeros, han sido bloqueados total o parcialmente, han retirado personal o han reducido o interrumpido operaciones en vista de esta nueva ley.
De manera paralela, el 4 y 5 de marzo, Roskomnadzor bloqueó Facebook y más tarde también Twitter para los usuarios de Rusia. Esto afectará a millones de usuarios, pues Facebook es la plataforma dominante en Rusia. Twitter también es popular en comunidades empresariales.
Al mismo tiempo, el 4 de marzo, Putin firmó otra ley «sobre extranjeros que violan los derechos fundamentales del pueblo ruso». Podría decirse que una avalancha de leyes y reglamentos vuelan desde el Kremlin en todas las direcciones.
Todas estas leyes draconianas envían una señal clara: no se tolerarán discrepancias sobre la guerra no provocada e injusta de Putin en Ucrania.
Una preguntita…
Pocos se atreverán ahora a preguntar a Putin y al Kremlin: ¿por qué una supuesta y «limitada operación para proteger el Dombás» ha llevado a las más duras censuras y limitaciones de las libertades personales en la historia de la Rusia moderna?
¿Por qué? Según una encuesta de la empresa de encuestas VTsIOM* (de la era soviética y todavía afiliada al Kremlin) del 4 de marzo, el 70 % de la población rusa apoya a Putin y el 74 % aprueba su trabajo. ¿Por qué no pueden expresar su gozo en Facebook?
¿Y la Constitución rusa…?
Finalicemos citando el artículo 29 de la Constitución rusa:
Toda persona tendrá derecho a la libertad de pensamiento y de expresión.
Toda propaganda o campaña que incite al odio y enfrentamiento social, racial, nacional o religioso, es inadmisible. Se prohíbe la propaganda de superioridad social, racial, nacional, religiosa o lingüística.
Nadie puede ser obligado a expresar sus opiniones y convicciones o a renunciar a ellas.
Toda persona tiene derecho a buscar, conseguir, transferir, crear y difundir información por cualquier medio lícito. La lista de información que constituye secreto de Estado debe estar establecida por ley federal.
Se garantiza la libertad de los medios de comunicación. Se prohíbe la censura.
Véase la declaración del alto representante de la UE Borrell aquí.
*VTsIOM se originó en el departamento de investigación del Ministerio de Asuntos Sociales de la URSS.