La propagación de desinformación de la semana pasada continúa con algunas estrategias defensivas pro-Kremlin respecto al envenenamiento de Navalny y las protestas en Bielorrusia.
Navalny, la historia continúa, literalmente
La inundación del espacio informativo con teorías conspirativas sobre el envenenamiento del prominente disidente ruso Navalny no remite. Al igual que hace dos semanas, nos trae reminiscencias de Salisbury.
Vamos a señalar algunas similitudes llamativas.
La narrativa «Los alemanes se inventaron la botella con el novichok» replica la de «Londres destruyó las pruebas del caso Skripal» y repite la de «Londres mató a Skripal». Además, vemos mensajes confusos recurrentes que afirman que Navalny no fue envenenado, o que sí lo fue, pero no se ha podido probar que fuera con novichok. La diversidad de las narrativas recuerda a muchas de las que rodearon al caso Skripal. Otro tema familiar: Occidente se habría inventado a «Navalny» solo para aplicar sanciones adicionales contra Rusia.
Aun así, la semana pasada no todo fueron reminiscencias del pasado. También vimos ideas frescas y «creativas», como que «EE. UU. forzó a Angela Merkel a mentir sobre Navalny» y «Ni el propio Navalny se cree la historia de que las autoridades rusas sean responsables de su envenenamiento».
Las protestas en Bielorrusia, organizadas por Occidente, de nuevo
Hay una continuidad de narrativas en relación con las protestas de Bielorrusia. En sus diferentes variantes, se plantea la idea de que las protestas son ideadas por algún elemento externo [Occidente, EE. UU. y, cómo no, el nonagenario George Soros (¡feliz aniversario, aunque sea con retraso!)].
Por ejemplo, «los estadounidenses dirigen la protesta desde un centro cerca de Varsovia a través de canales de Telegram». En una línea similar: «EE. UU. y la UE quieren desvincular Minsk de Moscú, utilizando la estrategia ucraniana», o el poder sobre las protestas «se reparte entre Polonia, la República Checa, Ucrania, Lituania y Estados Unidos». Además, «los servicios especiales polacos intervinieron en la desestabilización de Bielorrusia», «del mismo modo que lo hicieron en Ucrania». Sin embargo, la novedad estuvo en la narrativa «las protestas de masas en Bielorrusia son imágenes generadas por ordenador». ¡Para no perdérselo!
La zoofilia como selección desbocada
Dinamarca tiene fama mundial por su diseño elegante, sus casas vistosas y equipos de fútbol de campamento… pero la desinformación pro-Kremlin se esfuerza por cambiar la imagen de este país nórdico.
Intenta que el mundo vea a los daneses como zoófilos.
Alekséi Zhuravlyov, miembro de la Duma, declaró que en Dinamarca se han abierto instalaciones para zoófilos, a las que pueden acudir y «violar una tortuga». Esta afirmación sigue la línea de narrativas anteriores en las que se retrataba a los daneses como zoófilos, en todas las cuales se hace referencia a un declive moral generalizado de Occidente.
Imagen: 60 Minut, Rossiya 1
La difusión de la narrativa de la «zoofilia danesa» tiene que ver con las plumas de pavo real.
Va en serio.
Durante algún tiempo, los biólogos tuvieron dificultades para explicar este fenómeno. ¿Cómo conciliar estas largas colas extravagantes y adornadas con el riguroso proceso de la selección natural? Lo resolvieron con el concepto de la «selección desbocada»: la evolución de la exagerada ornamentación masculina debida a la elección femenina persistente y direccional.
La «zoofilia» es un bello ejemplo de este proceso en el mundo de la desinformación. Una historia vistosa y extravagante, que parece demasiado infundada para sobrevivir a la selección mediática. Sin embargo, a veces simplemente se desboca. Empieza con algo pequeño, como la afirmación de que un zoo danés recogía las mascotas domésticas no deseadas para alimentar a sus animales carnívoros y luego, historia a historia, acaba adquiriendo de forma extravagante una dimensión totalmente desproporcionada.
Y hay más ejemplos de selección desbocada de la desinformación. ¿Qué pensar de «la vez en la que la televisión rusa afirmó que las parejas gays podían comprar un bebé de verdad en una feria en Bruselas» o cuando «se afirmó que el Consejo de Europa estaba intentando dividir a los hombres y las mujeres de la delegación rusa en seis sexos»?
La desinformación desbocada pro-Kremlin no conoce límites.