Revisionismo histórico: «El imperialismo polaco contra Ucrania y Bielorrusia»

A estas alturas, todo el mundo conoce las horrendas proclamas revisionistas del Kremlin que afirman que «Ucrania es artificial, no es un Estado, no tiene derecho a existir, debe ser anexionada / controlada», «la cultura ucraniana debe erradicarse», «sin victoria no habrá Rusia», etc. En este monográfico sobre Polonia analizamos los esfuerzos propagandísticos del Kremlin de los últimos años, su origen y su desarrollo. Destacamos ejemplos de narrativas, expresiones y tonos en un marco político cambiante. Los ataques verbales ya eran bastante desagradables antes de febrero de 2022, pero la propaganda contra Polonia está verdaderamente desbocada desde que Rusia inició su invasión a gran escala de Ucrania.
«La culpa es de Polonia»
En los últimos años, los medios adeptos al Kremlin han acusado en repetidas ocasiones a Polonia de desarrollar varios planes siniestros y agresivos contra Bielorrusia y Ucrania, y la han descrito como un Estado imperialista que trata de recuperar su gloria histórica pasada. Según los medios pro-Kremlin, Polonia era y es imperialista; incluso inició la Segunda Guerra Mundial. Estas acusaciones vertidas por el Kremlin y su ecosistema vienen de lejos y van asociadas al intenso revisionismo histórico por parte de Rusia, como documentamos aquí. Las acusaciones han subido mucho de tono —rayando la obsesión— desde que Rusia inició su invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022.
La posición de Polonia sobre Bielorrusia y Ucrania: los hechos
Desde la desintegración de la Unión Soviética y el bloque comunista, Polonia ha sido uno de los países que ha apoyado más activamente la independencia de Bielorrusia y Ucrania. Desde comienzos de la década de 1990, la política de Polonia con respecto a Bielorrusia y Ucrania se inspira en la llamada Doctrina Giedroyc, que promueve la reconciliación entre los países de Europa del Este, asume la aceptación plena de las fronteras de Polonia posteriores a la Segunda Guerra Mundial y apoya la independencia de los vecinos orientales (Lituania, Bielorrusia y Ucrania). Esta doctrina goza de un amplio consenso político en la sociedad polaca y está integrada en la política exterior de Polonia. Sostiene que una Ucrania y una Bielorrusia fuertes, independientes y prósperas ofrecen los mejores parámetros de seguridad no solo para Polonia sino para toda la región. Durante décadas Polonia ha apoyado sin fisuras el deseo de los ucranianos y los bielorrusos de vivir en sus propias democracias soberanas e independientes, capaces de decidir su destino sin injerencias, presiones o actitudes violentas procedentes de otros países.
Puede obtener más información sobre la política oriental de Polonia aquí.
La receta del Kremlin: crear tensión
Como ya documentamos aquí, el Kremlin trata de explotar, crear o exacerbar las divisiones en el seno de las sociedades europeas con invenciones o manipulaciones en torno a temas sensibles y emotivos vinculados a la cultura o la memoria histórica.
La táctica del Kremlin consistente en utilizar de forma selectiva episodios sensibles de la historia compartida de estos dos países se hace evidente en el caso de la masacre de Volinia, ocurrida en 1943-45, a la que recurre activamente para crear tensión entre Ucrania y Polonia.
Es la misma táctica empelada en abril de 2022 cuando la masacre perpetrada por las fuerzas rusas en Bucha atrajo la atención de la comunidad internacional hacia Moscú. Polonia se convirtió en el blanco de una campaña de desinformación y manipulación cuyo objetivo era, evidentemente, desviar la atención de las atrocidades que cometía Rusia y espolear el resentimiento de la población hacia los ucranianos. Se divulgaron acusaciones falsas, como que los ucranianos abusan de forma masiva de los privilegios de que disfrutan como refugiados o que la sociedad polaca está en peligro de «ucranianización», acompañadas de la etiqueta #StopUkrainizacjiPolski (#StopUkrainisationofPoland, «Stop a la ucranianización de Polonia»).
Esta campaña de distracción se intensificó con el incidente de Przewodów del 15 de noviembre de 2022, cuando un misil de defensa aérea ucraniano que pretendía atacar objetivos rusos impactó en territorio polaco y mató a dos personas. Moscú utilizó este incidente para alimentar la ira de los polacos contra Ucrania. Puede leer nuestro análisis sobre el tema aquí y consultar el estudio de la Fundación Geremek sobre las narrativas del odio diseñadas para suscitar emociones, o este informe de Demagog, una organización de verificación de datos polaca que publica informes mensuales sobre la propaganda antiucraniana en los medios sociales polacos.
Lluvia de acusaciones desde Moscú
Los principales dirigentes rusos, como Putin o el ministro de Asuntos Exteriores Lavrov, insisten en que Polonia planea anexionarse Ucrania occidental. Polonia se presenta como la principal amenaza de seguridad para la integridad territorial y la independencia de Ucrania. Las acciones de Rusia, en cambio, son totalmente legítimas, incluso «amistosas».
Los principales elementos en los que se asienta la manipulación de Moscú son los siguientes:

LA UCRANIANIZACIÓN ES UNA AMENAZA PARA POLONIA ABRIL de 2022 La amenaza de la «ucranianización» se cierne sobre la sociedad polaca // EL MAL COMPORTAMIENTO DE LOS REFUGIADOS ABRIL de 2022 Los refugiados ucranianos en Polonia abusan de sus derechos. // LA POLONIA IMPERIALISTA, ANTES DE FEBRERO DE 2022 Históricamente y desde siempre, Polonia es imperialista y expansionista y desea instaurar la Gran Polonia o un «mundo polaco» // RUSIA ES LA PROTECTORA DICIEMBRE de 2022 Con sus actos, Rusia pretende proteger la integridad territorial de Ucrania (y de Bielorrusia) del actual expansionismo polaco. // POLONIA ES UNA MARIONETA DE EE. UU. DE 2019 HASTA EL PRESENTE Polonia actúa al dictado de Estados Unidos. // LA POLONIA IMPERIALISTA QUIERE HACERSE CON UCRANIA DE FEBRERO DE 2022 HASTA EL PRESENTE Polonia, con más ansias imperialistas que nunca, quiere anexionarse regiones occidentales de Ucrania y Bielorrusia
«Cómo se atreve Varsovia a cuestionar a Stalin?»
Putin resumió el discurso oficial ruso en diciembre de 2022. Según sus palabras, los elementos «nacionalistas» de Polonia sueñan con recuperar la región occidental que Ucrania recibió gracias a las decisiones de Stalin tras la Segunda Guerra Mundial. Rusia se presenta como el único garante verdadero de la integridad territorial de Ucrania, con sus fronteras actuales. Es evidente que Putin trata de dinamitar las relaciones entre Kiev y Varsovia.
Defender el legado de la Segunda Guerra Mundial (de hecho, apropiarse de él) y el equilibro creado tras la misma es el tema favorito del Kremlin. Refuerza la imagen de una Rusia moderna y única heredera del poder hegemónico de la URSS. Ofrece además la oportunidad de culpar a otros de querer romper ese equilibrio y, de forma subrepticia, sembrar el caos y la inseguridad. Asimismo, reclama su condición de principal víctima de la guerra, restando importancia al hecho de que países como Polonia o Ucrania se vieron más afectadas en términos relativos, ya que sus territorios fueron ocupados en su totalidad y millones de sus ciudadanos fueron asesinados.
La afirmación de Putin de que la desintegración de la Unión Soviética es la «peor catástrofe geopolítica del siglo XX» va en la misma línea, al igual que la resurrección de Stalin como héroe de la Rusia actual.
«Polonia es una potencia imperialista, nosotros no»
Polonia es un objetivo recurrente de la desinformación pro-Kremlin, como ilustra nuestra base de datos. La desinformación relativa a su presunta política «agresiva» e «imperialista» hacia Ucrania destaca sobre las demás. Supuestamente su política también va dirigida a Bielorrusia, como demuestra este ejemplo.
En lugar de presentar alguna prueba del supuesto imperialismo polaco, los medios afines al Kremlin simplemente atribuyen a Polonia los mismos planes y acciones que Moscú dirige a sus países vecinos. Por tanto, según la propaganda pro-Kremlin, Polonia fomenta el concepto geopolítico agresivo de un «mundo polaco», busca su propio Drang nach Osten, trata de trazar un «cordón sanitario» alrededor de Rusia, falsea la historia de Bielorrusia y Ucrania para justificar sus pretensiones sobre ambos países y, por último, está a punto de anexionarse directamente las regiones occidentales de Ucrania y Bielorrusia. Todas estas acusaciones imaginarias son un fiel reflejo de los actos de Rusia contra Bielorrusia y Ucrania.
En 2020 y 2021, el medio controlado por el Estado ruso Sputnik Polska preparó el terreno para la actual histeria contra la Polonia «imperialista» con varias narrativas «expansionistas» sobre tal país:
«Polonia es un Estado expansionista e imperialista»
Según Sputnik, las autoridades polacas están obsesionadas con la idea de reconstruir el «imperio polaco moderno», convertir a Ucrania y Bielorrusia en sus vasallos y vengarse de las derrotas sufridas en siglos anteriores. La «Doctrina Giedroyc» polaca se presenta falsamente como una versión del imperialismo polaco que pretende apartar a Bielorrusia de la esfera de influencia rusa. Según el Kremlin, incluso durante la pandemia de COVID-19 y ante un posible «apocalipsis», Polonia ve el mundo a través del ideario de Józef Piłsudski, en un intento de arrebatarle a Rusia Bielorrusia y Ucrania.
«Polonia crea un ‟cordón sanitario” antirruso»
Según este argumento, Varsovia trata sin descanso de establecer un «cordón sanitario» o una «zona tampón» en torno a Rusia. Actuaciones como el proyecto de la UE Asociación Oriental (EaP) y la Iniciativa de los Tres Mares de Polonia persiguen objetivos antirrusos y sirven a los intereses «expansionistas» polacos. Así, la Asociación Oriental es el reflejo del concepto geopolítico polaco del «cordón sanitario»; la EaP es un instrumento polaco para recuperar las tierras de la primera Rzeczpospolita con la ayuda de Bruselas. Por otra parte, Polonia tiene una historia dolorosa y «ambiciones dolorosas», de manera que las élites polacas fomentan sus planes expansionistas a través de la Iniciativa de los Tres Mares. Aquí se recoge la verdad sobre la Iniciativa de los Tres Mares y se desmontan las afirmaciones anteriores.
«Polonia lleva a cabo un proyecto de ”Mundo polaco” y ”Gran Polonia”»
El medio estatal ruso Sputnik inventó además el concepto de «mundo polaco», que es una alusión directa al concepto de «mundo ruso» (Русский мир). Esta institución estatal rusa trabaja por «proteger a los compatriotas que viven en el extranjero», y el Kremlin también la utiliza para justificar el expansionismo ruso. Según esta afirmación, Polonia ha desarrollado una «estrategia geocultural» para implicar a Ucrania en su proyecto de «Gran Polonia»; una estrategia que forma parte del «mundo polaco» implícito. Supuestamente, Polonia aplica su estrategia de «mundo polaco» a través de la distribución de la llamada tarjeta polaca (Karta Polaka) entre personas que viven en el país vecino y emigran a Polonia desde Ucrania por motivos laborales. Sputnik se refirió a la tarjeta polaca como un «instrumento de guerra híbrida» y sostiene que su propósito es desestabilizar a Bielorrusia.
Esta línea de pensamiento refleja sin duda la política empleada por la propia Rusia hace pocos años consistente en conceder el pasaporte ruso con gran facilidad, especialmente a ciudadanos ucranianos y georgianos en los países respectivos con el objetivo apenas velado de perjudicar a estos Estados invocando el «derecho de Rusia a proteger a sus compatriotas».
Vayamos a los hechos: en realidad, la tarjeta polaca es básicamente un instrumento cultural. Los titulares de la tarjeta polaca no adquieren derechos electorales (dado que no son ciudadanos polacos), pero sí pueden estudiar gratuitamente en las universidades públicas polacas y beneficiarse del seguro de salud. Con la tarjeta polaca, se puede solicitar un permiso permanente de residencia y un permiso de trabajo. Puede obtener más información sobre la tarjeta polaca en la página web oficial.
Afirmaciones del revisionismo histórico
En los últimos años, los medios afines al Kremlin han acusado repetidamente a Polonia de crímenes históricos y han falseado la «verdadera historia» de Bielorrusia y Ucrania. La mayoría de estas acusaciones se basan en el argumento de que Bielorrusia y Ucrania «carecían de historia antes de su incorporación al imperio ruso». Rusia ignora sistemáticamente el hecho de que el régimen de Moscú no se impuso en estos territorios hasta finales del siglo XVIII y que antes estos territorios no tenían conexión alguna con el Estado moscovita. En lo que a la historia de los primeros años del siglo XX se refiere, Sputnik afirmó lo siguiente: en 1921, el territorio de Ucrania occidental y Bielorrusia occidental fue «arrancado» a Rusia e incorporado a Varsovia; estos territorios estaban habitados fundamentalmente por población «de habla rusa»; en 1939, la URSS recuperó estos territorios, en los que Polonia cometió un «verdadero genocidio».
De este modo, los medios pro-Kremlin promueven su cantinela histórica de que Ucrania y Bielorrusia han pertenecido siempre al Estado ruso y, por tanto, son inseparables de Moscú.
«Polonia planea anexionarse el territorio de Ucrania occidental»
Desde la invasión rusa de Ucrania, los medios adeptos al Kremlin y los principales dirigentes rusos han redoblado sus esfuerzos por divulgar toda la desinformación posible sobre los presuntos planes «imperialistas y expansionistas» de Polonia con respecto a Ucrania. Según reza su afirmación más popular, Polonia planea anexionarse Ucrania occidental, aunque se plantean varias posibles formas (Polonia planea recuperar territorios históricos perdidos y volver a ser una «gran potencia»; Polonia se planteó dividir Ucrania al principio del conflicto; Polonia quiere anexionarse Ucrania occidental con la ayuda de la misión de la OTAN, etc.).
Fuente: captura de pantalla de una retransmisión de la principal televisión estatal rusa Rossiya 1
Dividir Ucrania en cuatro o cinco partes
EUvsDisinfo ha documentado varias docenas de casos similares de desinformación en los que se acusa a Polonia de urdir planes expansionistas hacia Ucrania. Estas afirmaciones reflejan el deseo geopolítico supremo del Kremlin: repartirse Ucrania entre Rusia, Polonia, Hungría y Rumanía. Los «restos ucranianos» en torno a Kiev se convertirían en un Estado marioneta amputado y sin acceso al mar bajo control ruso. Los medios pro-Kremlin publican con frecuencia mapas de este «reparto». Pero el Kremlin no ha logrado encontrar «socios» para un acto tan criminal, así que Moscú ha decidido perseguir estas ansias por su cuenta.
Fuente: OKO.press
«Polonia tiene la culpa de la guerra», la reescritura de la historia de la Segunda Guerra Mundial
En los últimos años, los principales medios estatales rusos han prendido la mecha que quizás más voluntades mueve en la Rusia contemporánea de Putin: la historia de la Segunda Guerra Mundial y el uso manipulador de los capítulos con más carga emocional de la contienda, regados con mentiras de cabo a rabo. La resurrección del prestigio de Joseph Stalin y el blanqueo de los crímenes cometidos bajo su mandato tomaron fuerza a partir de 2009, y para 2012, año en que Putin regresó a la presidencia tras su etapa como diputado, ya se habían generalizado las referencias positivas a Stalin en los discursos políticos.
Stalin y su tratamiento de Polonia es una cuestión especialmente espinosa. Cuanto más invoca la Rusia oficial la gloria de Stalin y el Ejército Rojo, más provocador resulta su discurso en Polonia.
En 2005, Putin comenzó a reevaluar, y pronto a alabar, el infame Pacto Molotov-Ribbentrop. Alegando que fue necesario para la defensa de la URSS, Putin edulcoró el hecho de que en virtud de este pacto Hitler y Stalin se repartieron Polonia y esta fue atacada desde el oeste por las fuerzas nazis primero y desde el este por el Ejército Rojo después. Obviamente, esto fue muy mal recibido en Polonia. Los intentos de Putin en 2019 de culpar a Polonia de la Segunda Guerra Mundial son otro notable avance en las acusaciones de Moscú, que marca una nueva cota de bajeza.
Referirse al ataque a Polonia del Ejército Rojo como «el comienzo de la liberación», como hacen habitualmente los medios pro-Kremlin desde 2021, es como echar sal a una herida abierta. La decisión de Stalin de impedir que llegase suficiente ayuda al Ejército Nacional polaco y detener al Ejército Rojo durante el alzamiento de Varsovia en 1944, lo que permitió a las fuerzas de Hitler destrozar el alzamiento, se percibe como otra traición a Polonia y el pueblo polaco.
Es rizar el rizo del insulto hiriente sugerir que Polonia inspiró la construcción de los campos de concentración nazis, como afirmaron varios medios afines al Kremlin en 2020.
De reconocer el delito a negarlo rotundamente: la masacre de Katyn
La masacre de Katyn de marzo de 1940, en la que perecieron 22 000 oficiales, intelectuales y ciudadanos polacos a manos de la NKVD soviética, es un hito importante de la Segunda Guerra Mundial, pero también se ha convertido en ejemplo claro de los vaivenes de la historia rusa moderna. El número de víctimas polacas es pavoroso y los crímenes de Katyn fueron reconocidos por vez primera en 1990 por el líder soviético Mijaíl Gorbachov. Los activistas de derechos humanos de Rusia apoyaron los trabajos para documentar las identidades de las víctimas y completar la lista de ciudadanos polacos sometidos a la represión de la URSS.
En 1992, el presidente ruso Boris Yeltsin presentó documentos oficiales que confirmaban la responsabilidad soviética en los crímenes de Katyn al entonces presidente polaco Lech Walesa. No obstante, cuando Putin subió al poder se rebobinó a un modus operandi previo a Yeltsin. En 2010, tras una ceremonia conmemorativa de la masacre en la que reconoció la responsabilidad de Stalin y el sistema soviético, Putin sugirió que Stalin tenía sus motivos para dejar que la NKVD matase a tanta gente. Desde 2016, los medios estatales y adeptos al Kremlin niegan rotundamente la responsabilidad soviética con salidas como «debieron de ser los nazis, no la NKVD».
Otra afirmación que está de moda: Gorbachov y Yeltsin eran agentes de la CIA, según otros medios pro-Kremlin.
…y toca el turno de Bielorrusia: «los planes imperialistas de Polonia para Bielorrusia»
Se afirma que Bielorrusia es otro importante objetivo para la Polonia «imperialista». En noviembre de 2022, la edición para Bielorrusia de Sputnik hizo referencia a un escenario hipotético en el que Polonia invadía territorios ucranianos. Como resultado, «las fronteras de Bielorrusia con Polonia y la OTAN serán más largas», lo que impulsará a los nacionalistas polacos a dar nuevos pasos y amenazar a Bielorrusia occidental. Otro artículo denuncia que Polonia se está planteando una intervención militar conjunta con Lituania en Bielorrusia.
De la boca del presidente bielorruso Lukashenko salen frecuentemente afirmaciones sobre supuestos planes polacos de invadir regiones occidentales de Bielorrusia. Durante su encuentro con Putin en mayo de 2022 declaró: «Nos preocupa que los polacos y la OTAN estén listos para avanzar e invadir Ucrania occidental como era el caso hasta 1939 […]. Esa es también su estrategia para Bielorrusia occidental».
El dirigente bielorruso ha afirmado en algunas ocasiones que las aspiraciones de Polonia van mucho más allá: «Necesitan toda Bielorrusia, no solo las ‟fronteras orientales”», señaló en un discurso a la nación en enero de 2022. Encontramos un ejemplo reciente de la narrativa de Lukashenko sobre la «Polonia agresiva» en sus declaraciones a un grupo de periodistas el 16 de febrero de 2023, cuando criticó el uso de la palabra «invasión» e insistió en que el ataque de Rusia a Ucrania era un intento de Moscú de protegerse y proteger a Ucrania. «Me refiero a vuestros planes de invadir Ucrania occidental con manos polacas», afirmó. Queda justificada, pues, la invasión rusa de Ucrania mediante una narrativa de desinformación que afirma que Rusia pretende proteger a Ucrania de una agresión de Polonia.
Todo conduce a la misma conclusión: «EE. UU. mueve todos los hilos»
A las acusaciones contra Polonia se añade el argumento habitual del Kremlin: Estados Unidos está detrás de todo y juega con otros Estados que son vasallos de Washington. El fundamento de ello es otra narrativa recurrente sobre la «soberanía perdida», y este ejemplo clásico afecta a Polonia. La UE en su totalidad está bajo el control de Estados Unidos y, por tanto, Rusia es el único refugio para la gente que desea vivir libremente.
La naturaleza de la desinformación: las semillas germinan durante el conflicto
En enero de 2021, en el artículo Let’s hate Poland [«Odiemos a Polonia»], analizamos la tendencia constante a culpar a Polonia con ejemplos que se remontan más atrás en la historia de Rusia.
La naturaleza repetitiva de la desinformación es como una gota diaria de veneno que va conformando el paisaje mental de muchos grupos objetivo. Estimula la formación, con el tiempo, de una percepción básica del «Occidente agresivo» o siembra la simiente de una visión cuando menos escéptica de las políticas occidentales, en este caso, del Gobierno polaco.
Este terreno fértil se ha explotado aún más desde la invasión a gran escala de 2022. A los mensajes manidos y manoseados se suman otros nuevos, que afirman que Occidente es responsable de la guerra y especulan sobre la «agresión polaca». Los viejos tópicos son más incisivos desde febrero de 2022. (Aquí documentamos un efecto paralelo de explotación de viejos tópicos).
Una visión del revisionismo histórico
La guerra de Rusia contra Ucrania refuerza las emociones y abre brechas en las que la desinformación actúa como cuña para dividir a las sociedades. La manipulación y el revisionismo histórico del Kremlin dirigido especialmente a la población polaca se han acelerado, quizás debido al rotundo apoyo que ha ofrecido Polonia a Ucrania y a su población cuando buscaba refugio en Polonia. Por tanto, el propósito del revisionismo histórico es socavar el apoyo y la determinación de las sociedades occidentales que se alzan contra la amenaza rusa y apoyan los actos de autodefensa de Ucrania.
En la vecina Ucrania, el revisionismo histórico ruso se asienta y convierte en un compañero de viaje para los llamamientos al genocidio y la aniquilación, incitando a los soldados rusos a cometer atrocidades en el campo de batalla o promoviendo la aceptación social del fuego de artillería y los bombardeos indiscriminados sobre la población civil por parte de Rusia.