Una operación psicológica de Rusia para presionar a Moldavia

Incluso cuando el ejército ruso está volcado plenamente en su invasión de Ucrania, el Kremlin emplea su armamento de guerra psicológica contra Moldavia. En las últimas semanas, hemos sido testigos de una escalada de las alegaciones manipulativas de Moscú, que afirma que Ucrania va a atacar Transnistria, que Maia Sandu se ha confabulado con Kiev y que, por supuesto, las siniestras fuerzas de Estados Unidos y Occidente están empujando a Chisinau al conflicto.
Todo esto huele a otro intento de Rusia de hacer la guerra psicológica a sus vecinos. Sus objetivos podrían ser fomentar la inestabilidad, de ser posible, y desviar la atención del campo de batalla de Ucrania y de los atroces ataques y deportaciones de los que es objeto la población civil. Las acusaciones del Kremlin, además, llegan en un momento en el que el Gobierno moldavo está tomando medidas para recuperar el control sobre su espacio informativo. Véase nuestro artículo aquí.
El manual del Kremlin
Los medios pro-Kremlin y controlados por el Estado ruso y sus acólitos han aumentado la presión sobre Moldavia haciendo uso de prácticamente todas las tretas clásicas del manual de manipulación. Nos referimos a tácticas como:
- Falsificar: crear una carta falsificada y decir que es de las fuerzas armadas ucranianas, que están ordenando a sus unidades que se preparen para perpetrar una invasión inminente de Transnistria.
- Inundar el espacio informativo: difundir mensajes a través de tantas plataformas como sea posible y utilizando los medios de comunicación estatales como faro guía; en primer lugar, dirigiéndose a la población moldava desde medios conocidos por sus vínculos con las narrativas rusas y, en una fase posterior, desde medios asociados al Estado ruso.
- Tergiversar y distorsionar: convertir una transición de poder interna y manifestaciones públicas por parte de la oposición pro-Kremlin en un argumento de su narrativa, esto es, que Moldavia está sumida en el caos, es una marioneta de Occidente y su población ha sido engañada por su Gobierno.
- Utilizar a un político de su cuerda: propagandistas de alto nivel como Vladimir Solovyov ofrecen una plataforma al expresidente Igor Dodon para echar más leña al fuego.
- Por último, como guinda del pastel, un clásico de política del poder: intimidar a la presidenta legítima de Moldavia, Maia Sandu, con una apenas velada amenaza rusa que reza cambia tu política de alineación euroatlántica o…
Hasta la fecha, esta farsa desinformativa convertida en «noticia» ha llegado a las principales plataformas del mundo rusoparlante y más allá, alcanzando a públicos de habla árabe, hispana, italiana, georgiana y armenia, destinatarios de las fuentes pro-Kremlin. El canal de televisión estatal ruso por excelencia, Channel One, el domingo 26 de febrero:
Pongamos las cosas en su sitio: no hay invasión de Ucrania
Las autoridades moldavas reaccionaron a todas estas declaraciones negando las manipulaciones del Ministerio de Defensa ruso y recalcando que están en permanente contacto con sus socios, entre los que se incluye Kiev, e informarían de inmediato a la población de cualquier emergencia. El secretario de Estado del Ministerio de Defensa moldavo calificó las acciones rusas de «elemento de una operación psicológica» de la guerra rusa contra Ucrania.
Myjailo Podolyak, asesor del presidente ucraniano Zelenski, instó a la población a no creer al Ministerio de Defensa ruso. Según afirma, Ucrania nunca actuaría en nada que afecte a Moldavia sin consultar directamente a Chisinau y los países de la Unión Europea.
Lanza un mensaje descabellado. Y repítelo. Repítelo. Repítelo.
El director del grupo de expertos moldavo Watchdog.md, Valeriu Pasa, está convencido de que las acciones que se están llevando a cabo son un clásico de la desinformación porque todas comenzaron varios días antes en un supuesto canal ucraniano de Telegram.
El 21 de febrero, este canal escribió que «se han desplazado cerca de doscientos sesenta soldados ucranianos a la parte de Transnistria que hace frontera con Ucrania», presumiblemente para atacar la región cercana a la localidad de Cobasna. Allí hay un enorme depósito de municiones que se remonta a los tiempos en que había fuerzas soviéticas destacadas en Transnistria. Esta publicación cuenta con más de 140 000 visitas.
Otro canal de Telegram llamado Typical Odessa compartió la publicación original y añadió que «está implicado personal militar de la OTAN».
Ambas publicaciones y la del Ministerio de Defensa ruso encajan a la perfección con la ya clásica narrativa de desinformación de Moscú que sostiene que Occidente trata de arrastrar a Moldavia a la guerra (véase aquí, aquí y aquí).
Los mecanismos de la maquinaria de manipulación rusa
En la mañana del 23 de febrero (en Rusia el «Día del Defensor de la Patria»; en tiempos de la URSS el «Día del Ejército Rojo»), el Ministerio de Defensa ruso declaró que Ucrania está preparando actos de provocación en la región de Transnistria. El comunicado de prensa oficial, divulgado hasta la saciedad por los medios estatales rusos y pro-Kremlin (TASS, Vedomosti.ru, RIA, Interfax, etc.) contiene información detallada sobre los supuestos planes, como que soldados ucranianos con uniformes militares rusos iban a simular un ataque a Ucrania.
Algunas páginas web y canales de Telegram repitieron la información y añadieron incluso nuevas declaraciones. Así, según Segodnia.ru, las Fuerzas Armadas ucranianas ya se encuentran en la zona fronteriza reuniendo artillería, y el objetivo final de la operación es hacerse con el depósito de municiones de Cobasna.
El material fue difundido por fuentes moldavas afines al Kremlin, como los medios Komsomolskaya Pravda Moldova (kp.md), Sputnik’s TG, y Smuglianka TG. Los políticos adeptos a Moscú se sumaron a la fiesta, con especial mención del expresidente Igor Dodon, quien sugirió que Kiev podría estar planeando atacar la región de Transnistria. Dodon escribió en su página de Facebook que Moldavia resolvería el conflicto de Transnistria por sí misma, pacíficamente, y no como supuestamente querían los ucranianos, «por la fuerza».
Asimismo, el diputado socialista Bogdat Tirdea escribió en su canal de Telegram que las autoridades de Chisinau «seguían la estela de Ucrania», sugiriendo que estaban arrastrando a Moldavia a la guerra. El partido socialista publicó una declaración oficial en la que solicitaba «garantías de paz» para Moldavia y daba crédito a las declaraciones de Moscú.
El 24 de febrero, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia publicó una declaración en la que advertía de que un ataque a las fuerzas rusas en Transnistria se consideraría un ataque contra Rusia.
Los dirigentes de Tiráspol afirmaron que «están listos para lidiar con cualquier provocación» y que si surgía algún peligro advertirían de ello a la población con antelación.
El domingo 26 de febrero, una publicación en el canal de Telegram @novorossia_region afirmaba que Ucrania se está preparando para atacar Transnistria. Esta información venía acompañada de una imagen de supuestos documentos del ejército ucraniano a modo de prueba. Este canal de Telegram, creado en 2021, con frecuencia da pábulo a las narrativas rusas, especialmente las relativas al óblast de Jersón.
En menos de cincuenta minutos, la publicación y la imagen las divulgaban los canales de Telegram de la agencia de noticias News Front @newsfrontnotes y @golosmodora. En el espacio de una hora, se publicó un mensaje acompañado de la misma imagen con el logotipo de Readovka como marca de agua en el canal de Telegram @readovka, el cual volvió a compartir diez minutos más tarde @bloknotmd, generando más de seiscientas mil visitas.
Diez minutos después, el canal de Telegram de Vladimir Rogov @vrogov publicó otra entrada en la que se incluía la misma imagen, pero esta vez con el logotipo de su propio canal. Rogov, marioneta de Moscú, es el supuesto representante del consejo principal de la autoproclamada administración militar y civil de la región de Zaporiyia. Al mismo tiempo, la cuenta @izvestia_rupublicaba un tuit con un enlace a un artículo del periódico ruso de gran tirada Izvestia. El tuit también repetía el mensaje de Telegram de @vrogov e incluía una fotografía del documento.
La publicación se difundió mucho más lejos, rebasando las fronteras de los espacios informativos moldavo y ruso. En una hora, se publicó en la página web de News Frontun artículo que incluía la fotografía. Tres horas más tarde, el canal de Telegram @KpMoldovatambién publicó la fotografía. Tras cinco horas, se publicaron varios artículos en los que no aparecía el documento, pero que sí citaban a @vrogov como fuente, en Ukraina.ru, el periódico del Gobierno ruso rg.ru, la plataforma estatal de noticias rusa RT (Russia Today), la principal agencia rusa de noticias RIA, y gazeta.ru.
El domingo 26 de febrero,el informativo de la tarde de la principal cadena de televisión estatal rusa Channel One añadió dramatismo a la historia (véanse las capturas de pantalla recogidas más arriba). Como hemos analizado anteriormente, este vehículo de desinformación por sí solo llega a un centenar de millones de rusoparlantes y es divulgado por varias otras plataformas.
1 de marzo: Uno de los principales propagandistas del Kremlin, Vladimir Solovyov, que interviene en plataformas estatales rusas y programas de televisión, afirma que «Ucrania [está] planeando un ataque secreto», y cita la cuenta de Telegram del presidente moldavo saliente Igor Dodon. El 1 de marzo, la publicación en Telegram de Solovyov pasó de unas ochenta mil visitas a más de doscientas cuarenta mil.
Todas estas plataformas hacen las veces de arterias divulgadoras de desinformación. Su material se cita y reproduce de manera exponencial, alcanzando a millones de personas y preparando el terreno para la discordia.
Una cortina de humo para el complot ruso destinado a provocar una revuelta en Moldavia
El presidente ucraniano Volodímir Zelenski afirmó a principios de febrero que los servicios ucranianos de inteligencia habían interceptado un plan ruso para desestabilizar la situación política en Moldavia. Varios días más tarde, la presidenta moldava Maia Sandu realizó una declaración oficial en la que confirmó que Kiev había facilitado información sobre el supuesto plan ruso. También solicitó a las fuerzas del orden que se mantuviesen alerta.
Según Sandu, la operación rusa iba a desarrollarse a la sombra de concurridas protestas contra el gobierno organizadas por la oposición afín al Kremlin. La violencia contra las instituciones estatales formaba parte del plan, con la ayuda de provocadores de Montenegro, Serbia y Bielorrusia.
El 21 de febrero, el recién nombrado primer ministro moldavo Dorin Recean habló de los planes de Moscú de hacerse con el control del aeropuerto de Chisinau. El objetivo alegado es transportar tropas y munición a través de Transnistria para abrir un nuevo frente en el flanco ucraniano, la región sudoccidental en la que se encuentran Odesa y Nicolaiev. Si la operación tenía éxito, obligaría a destacar allí fuerzas que Kiev tanto necesita en otros fuertes. Véase aquí y aquí.
En todos estos casos, Rusia ha negado estar implicada y ha alegado que Ucrania está llevando a cabo operaciones de bandera falsa contra Transnistria.
El factor miedo: pero no estáis solos
Sea cual sea el resultado, la actividad de Moscú de los últimos meses pone de manifiesto el uso de instrumentos híbridos: presión económica a través de las exportaciones de gas; uso de las tropas rusas en Transnistria para hacer ruido de sables en la zona; trabajo con actores políticos locales y difusión de mentiras y falsos rumores.
Todo ello ejecutado de forma tan obvia que el plan queda al descubierto. Pero a Moscú no parece importarle que le consideren un matón sin escrúpulos si ello le permite amedrentar a sus vecinos de la región.
Ucrania no ha bajado la cabeza ante la presión brutal de Moscú. Moldavia denuncia las acciones de Moscú a las claras. Anteriormente, Montenegro hizo lo mismo, cuando descubrió que era objeto de planes igualmente siniestros. Si hay un mensaje que resuena por encima del resto es que hay que dar la voz de alarma cuando un hostigador planea atacarte. No estáis solos.