Moscú ha estado muy ocupado en el ámbito informativo esta semana, tanto en lo que respecta a las líneas de frente de Ucrania como a la esfera internacional. En las principales cadenas de televisión estatales la sangrienta batalla en el área de Bajmut se describe como «una insensatez de Kiev» y la oleada de ataques con misiles rusos del 9 de marzo, como «respuesta a atentados terroristas».
También cabe destacar el silencio como respuesta; la destrucción de Mariúpol hace un año es un ejemplo de ello.
En el ámbito internacional, Georgia se representa como «un patio de recreo para la influencia subversiva de Occidente». Los principales medios de comunicación rusos, tanto estatales como no, describen como un «nuevo Maidán» las manifestaciones recientes en Tiflis. Lo mismo ocurre con Moldavia, donde el Kremlin pretende ocultar lo que parece ser un plan ruso para derrocar al Gobierno de Chisináu.
La Iniciativa de Granos del Mar Negro: se amplía el plazo un poco, pero se culpa mucho
La Iniciativa de Granos del Mar Negro iba a finalizar el 18 de marzo, pero el martes 14 se afirmó que se prorrogaría de común acuerdo. Es bien sabido que Moscú acostumbra a subir la intensidad de su política de riesgo y envolver este proceso en una nube de manipulación: la semana pasada, el ministro de Exteriores Lavrov sembró la duda sobre si prorrogaría la iniciativa. Esto fue después de los viajes de Lavrov, a África en particular, para promover la posición rusa e intentar granjearse comprensión y posibles apoyos en la Asamblea General de las Naciones Unidas. La red diplomática rusa ha criticado a la UE activamente.
No nos extrañan las alegaciones de Moscú sobre la puesta en marcha de la iniciativa y empezamos a desmentirlas en mayo del año pasado, véase aquí. Aun reiterándolas, no se hacen realidad: «Estados Unidos/la UE le roban el cereal a Ucrania», «no se vende a países pobres», «las sanciones de la UE no permiten a Rusia exportar fertilizante y alimentos», etc. La UE ha desmentido diez mitos populares rusos aquí.
Ante el ruido del Kremlin: cierren las compuertas a las mentiras rusas e ignoren las teorías de la conspiración. He aquí dos recursos donde consultar los hechos:
- estadísticas y compromisos relativos a lo que hacen los países de la UE para mitigar el impacto de la guerra de Rusia en cuanto a alimentación para el mundo
- movimientos de buques de los que informa el Centro de Coordinación Conjunta de la Iniciativa de Granos del Mar Negro de Naciones Unidas
Alimentos para el mundo. Qué hacen los países de la UE para mitigar el impacto de la guerra de Rusia
Mariúpol: destruir la memoria con penas de prisión y ataques verbales
Esta semana, el 16 de marzo, hará un año del devastador ataque de las fuerzas rusas al teatro de Mariúpol, el cual acabó con la vida de más de seiscientas personas que habían tratado de refugiarse en el sótano del Teatro Dramático Regional. El teatro fue uno de los primeros de lo que se convertiría en una larga lista de ataques rusos deliberados a civiles en lugares emblemáticos que han sido bien documentados y mostrados a todo el mundo. (Véase también nuestra serie de #KremlinNewspeakaquí)
Ante tal realidad, los propagandistas suelen recurrir al contraataque: deslegitimar al enemigo («son soldados encubiertos»/«a fin de cuentas, son nazis») o difamar a los medios de comunicación que transmiten las noticias («Soros/Washington/la UE/los medios anglosajones mienten sobre esto y aquello»). También recurren a encarcelar a periodistas con condenas de varios años; véase nuestro resumen aquí. O a desplazar el foco de atención acusando al enemigo de las atrocidades que tú mismo has cometido; sube el volumen y ya: que el enemigo está llevando a cabo un genocidio en el Dombás es algo que se afirma frecuentemente en un programa de televisión estatal presentado por uno de los principales propagandistas, Vladimir Solovyov. Las víctimas en Mariúpol fueron rebajadas a la condición de «actores», «soldados nazis del batallón Azov», «imágenes editadas», etc. (véanse ejemplos aquí).
A medida que el horror de Mariúpol se iba conociendo y la lucha por la gran planta siderúrgica de Azovstal se intensificaba, así lo hacía la campaña del Kremlin para inundar el espacio de la información con un grupo de medios de comunicación y cuentas de redes sociales afiliadas a Moscú. Cada vez que los portavoces del Kremlin o los líderes militares repiten tales acusaciones, el efecto deshumanizador de la desinformación aumenta. Tal y como examinamos aquí, existe una correlación entre la normalización del genocidio cuando se habla de él y la brutalidad en el campo de batalla.
Por ahora, las incansables reivindicaciones de Moscú de que sus «ofensivas de precisión en ciudades ucranianas son en respuesta al terrorismo de Kiev» no hacen sino edulcorar el hecho de que Rusia sigue atacando a la población civil. Las oleadas de misiles se reiteran en intervalos de semanas, lo que parece indicar que Rusia utiliza las armas que posee a la misma velocidad que las produce.
Georgia, clásicas críticas del Kremlin
Las plataformas del Kremlin proclamaron «otro intento inspirado en Occidente de cambiar el poder por la fuerza» en todos los medios de comunicación: televisión estatal, prensa estatal, plataformas afiliadas al Kremlin. Las manifestaciones en Tiflis, en las que los asistentes ondeaban la bandera de la UE mientras recibían manguerazos de agua, transmiten un poderoso mensaje que desencadenó el típico acto reflejo del Kremlin: «Debe de ser una operación encubierta de los servicios secretos occidentales» y «está orquestada por Estados Unidos». Es un ‟nuevo Maidán” y los anglosajones no quieren dejar de tener influencia en Georgia». La magnitud, participación y motivación de estas protestas ilustran un sentimiento político de la población local.
Ya hemos visto este reflejo en los últimos años cuando se producen cambios políticos originados por movimientos populares en países independientes vecinos de Rusia. Véase nuestro artículo «Revoluciones de colores por doquier».
También bajo nuestro radar de desinformación esta semana:
- «Moldavia: Maia Sandu destruye la lengua moldava». No, esta acusación sin fundamento del Kremlin se ha diseñado únicamente para instigar conflictos en el país con la esperanza de desestabilizar al Gobierno legítimo y electo de Moldavia. Moscú ha intentado infinidad de cosas: Afirmar que Chisináu atacaría Transnistria, o que lo haría Ucrania. Todo esto enmascara el simple hecho de que los líderes del Kremlin no pueden digerir que países y ciudadanos de Europa quieran formar parte de la UE y la OTAN.
- «El secuestro de niños y niñas ucranianos por parte de Rusia es un bulo absurdo». Desgraciadamente, es cierto que Rusia lleva a cabo un programa sistemático de secuestro de niños y niñas ucranianos que son deportados a Rusia. Este es uno de los crímenes de guerra más crueles y cada vez más documentados. Incluso Filippo Grandi, Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, declaró: «Otorgar [a los niños y niñas ucranianos] la nacionalidad [rusa] o darlos en adopción va en contra de los principios fundamentales de protección de niños en situaciones de guerra… Es lo que está pasando en Rusia y no debería».
- «Armenia: la misión de la UE es un movimiento antirruso». Mentira. El Consejo Europeo accedió a una petición del Gobierno armenio de establecer una Misión civil de la Unión Europea en Armenia —EUMA— que lleva a cabo patrullas rutinarias a lo largo de la frontera con Azerbaiyán. El objetivo de esta misión, que cuenta con un centenar de observadores no armados, es informar sobre la situación, contribuir a la estabilidad en las zonas fronterizas de Armenia, generar confianza en el terreno y contribuir a crear condiciones propicias para los esfuerzos de normalización entre Armenia y Azerbaiyán. Si esto se considera «antirruso», pues…
- «El acuerdo mediado por la UE entre Serbia y Kosovo es una extorsión». No. La Unión Europea presentó a ambas partes una propuesta para normalizar las relaciones entre Serbia y Kosovo, y las dos estuvieron de acuerdo en principio. Se trata de uno de los pasos tangibles de mediación de la UE en el diálogo entre Belgrado y Pristina. Rusia tiene envidia de la UE y se esfuerza por malograr la mayor estabilización de los Balcanes. Poco le importan el destino y bienestar de los ciudadanos. Lamentablemente para Moscú, no hay muchos serbios o kosovares dispuestos a ser reducidos a peones en su tablero de ajedrez. Son buenas noticias para la región y para Europa. Y eso es un hecho.